Audio publicado por Jesús Francisco Vallejo Martínez

Día de muertos. El origen

El Día de Muertos, la alegría de recibir las almas de los difuntos

A muchos les costará imaginar que una fiesta llena de colores, comida, bebidas y motivos alegres, represente una celebración que se refiera a… la muerte. Pero eso es lo que ocurre en muchos países de América Latina, que año a año conmemoran el “Día de los Muertos”. Y aunque en todos tiene el mismo significado, cada cual le otorga un toque personal. Con la herencia de la cultura indígena, los latinoamericanos que festejan esta fecha aprovechan la ocasión para acercarse a sus queridos difuntos, recordarlos, pero también, para celebrar la vida.

Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, se horrorizaron por una serie de creencias paganas propias de los indígenas. Una de ellas era el culto a la muerte. Los habitantes de Mesoamérica tales como los aztecas, mayas o nahuas, llevaban a cabo un festival, a inicios de agosto, que duraba un mes completo. La fiesta tenía nombre: el “Día de Muertos”.
Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por lo menos durante los últimos 3.000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

De acuerdo a su origen geográfico, México es sin duda el país que simboliza esta particular festividad en América Latina. Incluso, la UNESCO ha declarado la celebración mexicana como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, ya que “es una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo”. Pero, ¿de qué se trata esta fiesta y cómo se celebra?

En México, la celebración de Día de Muertos es una tradición en la que se rinde homenaje a nuestros ancestros, familiares y amigos que han abandonado la vida terrenal. Es una celebración llena de misticismo y de simbología que en la mayoría de nuestros pueblos comienza el 28 de octubre y finaliza el 2 de Noviembre, y la cual, gracias al sincretismo entre las costumbres españolas y las indígenas, hoy está conectada con la festividad de Todos los Santos y Fieles Difuntos de la Iglesia Católica.
Pero además, coincide en sus fechas con el Halloween, una celebración pagana que tiene sus raíces en el festival celta Samhain y que al igual que el Día de Muertos, también se ha combinado con el catolicismo. A pesar de esto último, ambas festividades son muy diferentes y no deben confundirse, más aún, hay que entender que el Día de Muertos no es una adaptación al Halloween.
en las celebraciones del Día de Muertos, las almas de quienes han partido son recibidas en casa y en los cementerios con gran algarabía, con ofrendas, comida, bebida, luces y flores, entendiendo a la muerte como algo natural que representa el inicio del camino hacia el descanso espiritual.

La festividad del Día de Muertos en México tiene su origen en nuestras culturas prehispánicas y hoy en día, sigue siendo la tradición más grande de México; es una celebración cuya solemnidad y religiosidad se ve enmarcada en un ambiente festivo. Para nuestros ancestros, el ser humano tenía una entidad anímica e inmortal que le da conciencia, y que después de la muerte continúa su camino en el mundo de los muertos hacia el Mictlán, en donde no existe el infierno ni el paraíso, pero en el que encontraría su eterno descanso y en el que se libraría de su alma y serían compensados con la presencia de Tonatiuh, el dios del Sol.
En el calendario mexica Xiuhpohualli, constituido por 18 meses, se observaban por lo menos seis festejos dedicados a los muertos, siendo el de mayor importancia la fiesta de los descarnados, mismo que era presidido por la diosa Mictecacíhuatl, señora de los muertos y reina del Mictlán, al lado de Mictlantecuhtli, el dios de las sombras y señor del lugar de los muertos.