Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Los jóvenes preguntan: ¿Por qué se separaron mis padres?

Los jóvenes preguntan: ¿Por qué se separaron mis padres?

“Estaba en casa el día que mi padre se marchó. Tenía seis años y no entendía lo que pasaba. Recuerdo que estaba sentada en el suelo viendo televisión y oí a mi madre llorar y suplicarle a mi padre que se quedara. Él bajó las escaleras con una maleta, se agachó, me dio un beso y me dijo: ‘Papá siempre te querrá’. Luego salió por la puerta. No volví a verlo en mucho tiempo. Desde entonces tengo miedo de que mi madre también me abandone.” (Elaine, de 19 años)

¿SE HAN divorciado tus padres? Muchos jóvenes en tu situación sienten que su mundo se viene abajo y creen que nunca podrán recuperarse. Por lo general, un golpe así va seguido de sentimientos de culpa y de profunda pérdida, de vergüenza, de ira, de ansiedad, de miedo al abandono, de depresión... ¡hasta de ganas de vengarse!

Si hace poco que tus padres se separaron, quizás tú sientas algo parecido. Y es comprensible, pues nuestro Creador quería que ambos padres criaran juntos a sus hijos (Efesios 6:1-3). Pero a partir de ahora ya no vas a ver a diario a una de las personas que más quieres. Daniel tenía siete años cuando sus padres se separaron. “Admiraba mucho a mi padre y quería estar con él; pero mi madre obtuvo nuestra custodia”, cuenta.

Posibles causas de la separación

Muchos padres ocultan tan bien sus conflictos que la separación toma por sorpresa a los hijos. Los padres de Raquel se divorciaron cuando ella tenía 15 años. “No lo podía creer —recuerda—. Siempre pensé que se amaban.” Algunos hijos se sorprenden aun cuando están acostumbrados a verlos discutir.

En muchas ocasiones, el matrimonio se rompe porque uno de los dos le es infiel al otro. Cuando esto ocurre, Dios permite que el cónyuge inocente se divorcie y así quede libre para volver a casarse (Mateo 19:9). También hay personas que optan por separarse porque la “ira y gritería y habla injuriosa” aumenta hasta convertirse en maltrato y temen por su bienestar físico o el de sus hijos (Efesios 4:31).

Claro, algunos matrimonios se divorcian por causas menos válidas. Hay parejas que no quieren molestarse en resolver sus problemas y justifican su separación diciendo que no son felices o que ya no están enamorados. Pero la Biblia dice que Dios odia este tipo de divorcios (Malaquías 2:16). Jesús también dio a entender que podría haber problemas en las familias donde solo uno de los cónyuges es cristiano (Mateo 10:34-36).

En cualquier caso, el hecho de que tus padres no hablen contigo de su divorcio o no te den muchas explicaciones cuando les preguntas no significa que no te quieran. Quizás ellos mismos estén tan dolidos que prefieran evitar el tema (Proverbios 24:10). También es posible que les dé vergüenza admitir que ambos tuvieron cierto grado de culpa.

Qué puedes hacer tú

Identifica tus miedos. Tu vida cambia tanto tras el divorcio de tus padres, que es natural que empieces a preocuparte por cosas que antes dabas por sentadas. Sin embargo, te resultará más fácil enfrentarte a esos temores si antes identificas cuáles son. En la siguiente lista marca (?) las cuestiones que más te preocupan.

? Que te quedes sin ambos padres porque el otro también te abandone.

? Que tu familia no pueda mantenerse económicamente.

? Que el divorcio de tus padres sea culpa tuya.

? Que si algún día te casas, te pase lo mismo.

? Otra preocupación ·····

Habla con alguien. Como dijo el rey Salomón, hay un “tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:7). Así pues, trata de encontrar el mejor momento para contarles a tus padres estas cosas que te preocupan. Diles lo triste y confundido que te sientes. Tal vez te expliquen lo que pasa, y tu ansiedad disminuya. Y en el caso de que ellos no quieran o no puedan ayudarte en ese momento, busca a alguien maduro con quien te sientas cómodo y cuéntale lo que te está pasando. A veces, lo único que necesitarás para sentirte un poco más tranquilo es un amigo que te escuche con interés (Proverbios 17:17).

No olvides que también cuentas con el oído amigo de tu Padre celestial, el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). A él le importas mucho, así que no temas abrirle tu corazón (1 Pedro 5:7).

Qué no debes hacer

No te quedes resentido. “Mis padres fueron muy egoístas —afirma Daniel, citado antes—. No pensaron en ningún momento en nosotros ni en cómo nos afectaría su separación.” Es normal que Daniel se sienta así, y es posible que tenga cierto grado de razón. Pero ¿le conviene mantener esa actitud? Piensa las respuestas a las siguientes preguntas y escríbelas.

¿Qué consecuencias puede tener para Daniel enojarse y quedarse resentido? (Lee Proverbios 29:22.) ·····

Aunque le resulte difícil y esté muy dolido, ¿por qué le conviene perdonar a sus padres? (Lee Efesios 4:31, 32.) ·····

¿Cómo pueden ayudar a Daniel las palabras de Romanos 3:23 a ser más comprensivo? ·····

No te portes mal para castigar a tus padres. “Estaba triste y deprimido tras el divorcio de mis padres —cuenta Denny—. Comencé a tener problemas en la escuela y perdí un año. Me convertí en el gracioso de la clase. Además, me peleaba con todo el mundo.”

¿Qué crees que intentaba lograr Denny haciéndose el gracioso en clase? ·····

¿Por qué piensas que empezó a pelearse con los demás? ·····

Si alguna vez has sentido ganas de portarte mal para castigar a tus padres, ¿cómo crees que podría ayudarte el principio de Gálatas 6:7? ·····

Las consecuencias

Lo cierto es que no podrás evitar que el divorcio de tus padres te cause dolor. Pero tal como un brazo roto puede tardar semanas o incluso meses en curar, las heridas emocionales también requieren tiempo. Algunos expertos creen que toma unos tres años superar lo peor del divorcio. Quizás ahora te parezca demasiado tiempo, pero recuerda que aún quedan muchas cosas por resolver en tu vida.

Para empezar, hay que establecer una nueva rutina en casa, pues la anterior ya no sirve. Además, tus padres necesitan tiempo para recuperarse emocionalmente y poder consolarte. Por eso, no te desesperes. Ya verás que, poco a poco, irás sintiéndote mejor.

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 25 DEL SEGUNDO VOLUMEN

EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

¿Estás molesto porque uno de tus padres se ha vuelto a casar?

Texto bíblico clave

“Hay un [...] tiempo de sanar.” (Eclesiastés 3:1, 3)

Una sugerencia

Cuando una pareja llega al divorcio, es porque los dos —o al menos uno— han cometido errores. Trata de identificar cuáles fueron para no cometerlos tú en el futuro (Proverbios 27:12).

¿Sabías esto?

El fracaso matrimonial no se hereda.

¡Manos a la obra!

He decidido contarle mis miedos a (escribe el nombre de un amigo maduro): ·····

Cada vez que sienta la tentación de portarme mal para castigar a mis padres, haré esto: ·····

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ·····

Y tú, ¿qué piensas?

? ¿Qué razones pueden tener tus padres para no querer hablarte de su divorcio?

? ¿Por qué es bueno recordar que el divorcio se debe a un problema entre tus padres y que no es culpa tuya?

[Comentario de la página 32]

“Cuando mi madre nos abandonó, yo estaba tan deprimida que lloraba todos los días. Aun así, oraba a menudo, me mantenía ocupada ayudando a otros y buscaba la compañía de amigos maduros. Gracias a todo esto, Jehová Dios me dio fuerzas para aguantar.” (Natalia)

[Ilustración de la página 33]

El divorcio de tus padres puede causarte dolor, pero al igual que un brazo roto, la herida se cura con el tiempo

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower