Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Las apariencias engañan.

Dos parejas están jugando a las cartas. De repente, a Andrés se le caen unas cartas al suelo.
Cuando se agacha para levantarlas, nota que la mujer de Pablo no está usando ropa interior.
Medio incómodo, Andrés se golpea la cabeza con la mesa y se levanta con cierto rubor en el rostro.
Más tarde,Andrés va a la cocina a buscar una cerveza y la mujer de Pablo lo sigue. Le pregunta:
- ¿Viste algo interesante debajo de la mesa? Andrés admite que sí, y ella continúa:
- ¡Puede ser tuyo, por sólo 500 Euros! Andrés piensa un minuto, y dice que está interesado.
Quedan en encontrarse el viernes siguiente a las 2 p.m., cuando Pablo estuviera en la oficina.
El viernes, Andrés va a la casa de Pablo y, después de una sesión de sexo como hacía mucho tiempo
no tenía, le paga a la mujer los 500 Euros acordados.Al rato después llega Pablo y le pregunta a su mujer:
- ¿Andrés estuvo aquí esta tarde? La mujer, a regañadientes y un tanto sorprendida, responde que sí.
- ¿Y te dio 500 Euros? - (Dios mío, él lo sabe), piensa ella. Y finalmente dice: - Sí, me los dio.
- ¡Ah, que bueno! -responde Pablo-, él pasó por mi oficina esta mañana y me pidió 500 Euros prestados.
Me dijo que me los devolvería esta tarde al pasar por la casa, que te los dejaría a ti si yo no estaba.
¡¡¡Qué buena gente es Andrés !!!