Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Texto del día viernes 27 de mayo del año 2016.

“Examinando las escrituras.”
Texto del día viernes 27 de mayo del año 2016.

Guárdense de toda suerte de codicia
(Luc. 12:15).

La codicia quizás comience con un simple deseo. Pero si no se corrige, puede crecer rápidamente hasta dominar a la persona.
El relato de Acán ilustra lo poderosa que es y lo rápido que puede crecer. Acán confesó: “Cuando llegué a ver entre el despojo un vestido oficial de Sinar, uno de buena apariencia, y doscientos siclos de plata y una barra de oro, que pesaba cincuenta siclos, entonces los quise, y los tomé”.
En vez de rechazar su mal deseo, codiciosamente robó aquellas cosas y las escondió en su tienda. Cuando el pecado de Acán salió a la luz, Josué le dijo que Jehová lo iba a castigar. Ese mismo día él y su familia murieron apedreados
(Jos. 7:11, 21, 24, 25).
La codicia es un peligro que puede entramparnos en cualquier momento. Es posible que de vez en cuando tengamos un mal pensamiento o imaginemos algo inmoral, pero es vital que dominemos lo que pensamos y no permitamos que nuestros deseos crezcan hasta el punto de llevarnos a pecar
(Sant. 1:14, 15).

Fuente de consulta:
BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower