Texto publicado por Antonio Capilla Martín

Mi perro guía ARDAL os quiere hacer llegar los sentimientos que le han aflorado por la muerte de su amigo WALTER.

Walter

Hola quiero desde aquí mandar un saludo a todos los usuarios de blidworlds, antes de pasar a contarles la historia de un buen amigo mío, así que permítame el lector de estas líneas que me presente.
Soy un perro guía llamado Ardal, soy de raza flat, color negro y nací el 20 de julio de 2007, siendo adiestrado en la escuela de la Once de Boadilla del Monte en Madrid, mi adiestrador se llama Juan Luna y el nombre de mi usuario es Antonio, con el que me llevo muy bien, pero uno de sus nietos llamado Iván tiene una cachorra llamada Lola, que es un peñazo de perra, pues es muy juguetona y me tira tirones del pelo, el otro día me enfadé con ella y hube de regañarle dando un fuerte ladrido, pero bueno esto es una simple anécdota, pues lo que quiero contarles es mi tristeza por el fallecimiento de mi amigo Walter.
El pasado día 17 de enero fiesta de nuestro patrón San Antón, murió mi amigo Walter, este fue encontrado por una familia en una caja de galletas cuando solamente era un cachorrito de un mes, en principio pensaron llevarle a la residencia de perros abandonados, pero al no haber sitio les pidieron que lo tuviesen quince días en su compañía hasta que quedara una plaza vacante, pasados los mismos en los Ángeles de San Rafael en casa de la familia que se lo había encontrado y habiendo hecho buena amistad con la dueña, esta se negó a dejarlo en ningún sitio, si no era en su propia compañía.
Walter era un chuchillo color canela, muy serio y poco juguetón, en cambio desramaba amor y cariño para su dueña María, a la que acompañaba a todas partes, en el barrio era muy conocido y todo el mundo lo saludaba.
Años más tarde llegué yo con Antonio aquella casa, nos hicimos muy buenos amigos, le gustaba dormir en mi amplia cama con migo, yo cuando él estaba distraído, me gustaba chupar su cabeza como si fuese un chupachús, María me reñía diciendo ¡mira como lo has puesto de babas! Pero es que tenía un sabor muy sabroso además él me dejaba.
Cuando las personas preguntaban ¿es qué muerde y por eso lleva bosar? María respondía ¡no es que se come las cosas del suelo! Mientras tanto yo pensaba ¡boca tiene!
Walter, era muy valiente pese a su pequeña estatura y cuando otros perros me ladraban él se encaraba con ellos defendiéndome.
Su pelo era muy sedoso y brillante.
Cuando los extraños se acercaban a la puerta de casa con sus ladridos anunciaba que había peligro.
¡Mira Walter, soy yo tu amigo Ardal, el que se comía tu comida cuando nuestros dueños se descuidaban, yo sé que no has muerto sino que te has marchado al paraíso del amor y la felicidad por ser muy bueno y que desde ese lugar puedes escucharme, así, que te quiero contar! -hoy he estado en el parque donde nos llevaban juntos y he estado olfateando por todas partes tus huellas que impregnan aquel lugar, me he parado junto a la palmera que nos gustaba jugar, en el tronco del pino donde me he puesto a llorar, recordando cuando me acompañabas por la madruga
-y a la sombra del abeto le he contado que ya no volverás-
-junto al banco me puse a pensar, en ese tren que no llega, pero que cuando lo haga tú en él no vendrás-
-¡Walter perrillo bueno todos por ti tenemos amargura y pesar!-
-baja como un ángel bueno y consuela a María que tu ida no para de llorar-.

Y para despedirme entre lágrimas, recibe el último chupetón de tu amigo y compañero Ardal.
Gustaba de ser acariciado y mimado por nuestros dueños.