Texto publicado por ashley andrea alderweireld suashtáiguer

la espesa niebla. (autora, ashley alderweireld)

me centé bajo la espeza niebla,
y al viento le grité tu nombre
no huvieron palabras, no huvieron letras,
pues tu nombre, no éra nombre de hombres
éra el sonido de las ramas cecas,
y el ruido que deja al correr la fuente
éra parecido al azúl del cielo,
y como el bacío entre el río y el puente
éra ungrito con la voz del silencio,
un abrazo que traía el calor de la noche
un olor parecido al incienzo,
una suave caricia, nacida de un reproche
éra un nombre sin sílabas,
un nombre sin grafemas
un nombre que me cecava la saliba,
y que me sacava de mis esquemas
cálido, como la luz de la luna,
frío como el fresco viento
zonoro, como el viento contra las dunas,
cayado como la noche en el decierto
mientras penzava en quien éras,
o a que dulce sabías,
se hacía que la noche se desbaneciera,
y al marcharse la luna, tu nombre también lo hacía
la niebla fue cayendo,
y el amanecer fue alumbrando
mi grito se fue enmudeciendo,
y el viento cálido, se fue aquietando
entonces supe que no éras sonido del viento,
tampoco eras sonido de palmas
que no éras nombre de hombres,
éras nombre de fantasmas
una espeza niebla,
que en las noches de imvierno me abraza
que me deja sumido en tinieblas,
y en sus redes me casa
y entonces mi corazón salta de goso,
y mi alma se llena de alegría
pero al entrar el alba tu nombre se oculta en el poso,
tu imagen desaparece mujer,
con el inicio del día
y aquí sigo yo,
centado bajo la espeza niebla
sintiendo como mi alma se ebapora,
viendo, como me pierdo en tinieblas