Texto publicado por TifloFernando

Joseph Babinski, un Gigante de la Semiologia...

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) extraída de un Blog que os he recomendado en otras Publicaciones mías anteriores:

"Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre"...Blog de la Médico Especialista en Cuidados Intensivos Ana Deph. Quien hace suyo el Principio Fundamental del Médico.

Quien en su Blog, nos ofrece,un Espacio dedicado a la Historia de la Medicina e Historia de las UCI, que ha llamado:

"A hombros de gigantes"...Dedicado a resaltar la figura de un Médico, de cualquier Especialidad, a quien la autora del Blog considera que debió ganar el Premio Nobel de Medicina en su Epoca.

En esta ocasión, Ana Debph nos ofrece una Biografía que resalta la capacidad investigadora y la curiosidad, imprescindibles para cualquier Investigador...:

"Joseph Babinski: un gigante de la semiología"

Pero antes de hablar de este Gigante, hay que explicar qué es y para qué sirve la Semiología...

"La Semiología es la Ciencia que estudia los Síntomas y Signos de las Enfermedades.
Por Síntomas se entienden las molestias o sensaciones subjetivas de la enfermedad (ejemplo: dolor, náuseas, vértigo)..."(Escuela de Medicina. Universidad Pontificia Chile).
Por Signos se entienden las manifestaciones objetivas o físicas de la enfermedad (ejemplo: observación de ictericia, palpación de un aneurisma abdominal, auscultación en la región precordial de un soplo cardíaco que sugiere una estenosis mitral).

Es decir que con una buena "Recopilación" de Datos (Signos y Síntomas = Semiología) se Confecciona la Historia Clínica del Paciente...

Por tanto:

"Un buen clínico es capaz de captar los Síntomas y Signos más importantes, y sobre la base de sus conocimientos y experiencia,
ponerlos en perspectiva, para plantear finalmente los diagnósticos que le parecen más probables..."(Ibid).

Por lo que deducimos, que nuestro Héroe de hoy: Joseph Babinski era un excelente ¡CLINICO!.

En este Post, Ana Deph, desmenuza en muy corto espacio, la figura de un Gigante de la Medicina.

Deseo os resulte interesante, tanto como a mí me ha resultado su lectura...

Con gran cariño, TifloFernando.

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Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre
(http://curaraveces.wordpress.com)

Blog personal de ana deph; Médico Especialista en Medicina Intensiva y Master en Bioética.

Medicina, cuidados intensivos, bioética y más...

Joseph Babinski: un gigante de la semiología

Por ana deph

Publicado el 6 de octubre de 2014

Joseph Jules François Félix Babinski nació en París el 17 de noviembre de 1857. De origen polaco, sus padres emigraron a Francia ante las represalias rusas contra los movimiento independentistas de Polonia.

Estudió en la Universidad de París, donde se doctoró en 1884 con una tesis sobre la “esclerosis en placas” (esclerosis múltiple). Alumno de Charcot en el Hospital de la Salpêtrière, pronto se convirtió en su alumno preferido. De esta relación científica obtendría Babinski un gran conocimiento de la neurociencia de la época, pero también le generó un enorme problema: el tribunal que debía seleccionarle en 1888 para la docencia universitaria estaba presidido por Charles Bouchard, enemigo acérrimo de Charcot. Ni Babinski ni Gilles de la Tourette, ambos discípulos de Charcot superaron el examen. Ya se ve que los cargos a dedo no son solo de nuestra época…

Decepcionado, Babinski abandona toda intención de dedicarse a la docencia, máxime tras la muerte de Charcot y Broca, sus principales mentores. Empieza entonces a a trabajar en el Hospital de la Pitié. Allí dispondrá de mucho más tiempo libre, que dedica a la investigación neurológica. Se le conocía como un clínico extraordinariamente observador, de pocas palabras, que basaba el diagnóstico en la exploración física, sin apenas requerir pruebas complementarias ni apoyo anatomopatológico.

Tras haber estudiado a fondo la “histeria” con Charcot (lo que hoy llamaríamos trastorno conversivo), se empeñó en encontrar criterios diferenciales entre dicha patología y las enfermedades orgánicas del sistema nervioso. Así descibirá la alteración del reflejo cutáneoplantar, por la que será universalmente recordado

En 1896, en la reunión de la Sociedad de Biología francesa, Babinski presenta un trabajo de apenas 26 líneas sobre el signo que tomaría su nombre. Lo llamó fenómeno de los dedos del pie, presente en pacientes con lesión piramidal o parálisis espástica congénita. No se centró en la extensión del pulgar, sino en la de todos los demás dedos. Se trata de un reflejo presente en los neonatos, por lo que se suele interpretar como una regresión a una etapa muy precoz del desarrollo. Hoy en día, la exploración del reflejo cutáneo-plantar forma parte de cualquier exploración neurológica.

Otros epónimos en su honor son los del síndrome de Anton-Babinski (ceguera occipital), el síndrome de Babinski-Frolich (distrofia adiposo-genital) y los de Babinski-Nageotte (consecuencia de la lesión bulbar unilateral), Babinski-Foment (trastorno vasomotor y trófico tras lesión traumática de los tejidos) y Babinski-Vázquez (tabes dorsal con alteración cardiaca y arterial).

Su extraordinario conocimiento de la semiología le permitió afinar en la localización de las lesiones neurológicas, e incluso describió una regla para localizar las lesiones medulares (regla de Babinski-Jarkowski). De este modo hizo avanzar la neurocirugía en Francia mucho antes de que existieran las pruebas de neuroimagen. De hecho, días antes de su muerte afirmó que su mayor contribución a la Medicina no era el reflejo que lleva su nombre, sino haber abierto el camino a Martel y Vincent, pioneros de la neurocirugía en Francia. En esos primeros años de la cirugía francesa, Babinski les había remitido pacientes con tumores medulares, facilitando a los cirujanos la exacta localización de la lesión.

Cultivado y amante de la música y la literatura, llegó a escribir una obra de teatro (Les détraqués) en colaboración con Pierre Balau, bajo el pseudónimo de “Olaf”. Aunque no se casó (vivió siempre con su hermano Henri), acogió a las tres hijas huérfanas de un amigo.

Babinski murió en París el 29 de octubre de 1932, a causa de una enfermedad de Parkinson que le había afectado durante años. En palabras de sus contemporáneos, había trabajado siempre para la neurología, no para su propia gloria.

Esta entrada fue publicada en A hombros de gigantes.

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