Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Ahora si, El conductor sin cabeza. Error cometido por exeso de comfianza.

 Por Adrián Sacarelo

Este cuento termina con el pobre Vaini muerto tratando de rescatar a su cabeza de las vías del Ferrocarril Roca, luego de rodar varias cuadras por la calle
Alsina a la altura de los Talleres de Remedios de Escalada.

Cuerpo y cabeza descansan en el cementerio de Lanús junto a la tumba de Olga.

Lunes 9 de enero de 2006, 14:10 hs.

El agente de policía vio como un Valiant 4 plateado pasaba en rojo el semáforo en la esquina de Belgrano y Urquiza. Justo en esa intersección se encuentra
una estación de servicio. Al parecer el conductor quería entrar a la misma, por lo tanto no venía a tanta velocidad. Aunque no puso en peligro la vida
de nadie, la infracción había sido cometida. A menudo las personas tenemos motivos para violar las reglas de tránsito. Podríamos suponer que este conductor
sufría algún dolor. Pero de lo que sí estamos seguros es que había algo que no le dolía.

El sargento Maldonado había sido castigado porque el comisario Balbuena lo había descubierto jugando al Carta Blanca en la comisaría, así que lo mandó
por una semana a hacer boletas a dicha esquina. Lo que nunca iba a imaginar Maldonado era el episodio que le tocaría protagonizar.

El sargento, que acababa de apostarse en su lugar de castigo, hizo sonar su silbato para indicarle al conductor que se detenga junto al cordón de la vereda.

El sargento se acercó lentamente al auto mientras se metía en la boca el ultimo chicle Adams, arrojó la cajita y le dio de volea recordando el gol del
Polaco Semenewicz contra Velez 3 a 2. Antes de poder festejarlo, el sargento llegó al auto ya detenido.

-Buenos días -dijo Maldonado - apoyando una mano sobre el techo del rodado.

El conductor, que ya estaba preparado para situaciones en las que no tenía mas remedio que entablar diálogos, estira su brazo, apaga el pasa magazines
Blaukpunt que reproducía una melodía de Fausto Papetti y saca de la guantera un papel que decía: “Buenos días”.

Maldonado observa el papel y, casi sin mirar a la cara al conductor le pide el registro de conducir, la cédula verde y los papeles del seguro, para lo
cual el conductor realiza idéntico movimiento para alcanzárselos.

-Vea Sr. Vaini. Usted ha pasado en rojo el semáforo.

En este momento el Sr vaini, no tenía papeles preimpresos para dar una respuesta, pero sabiendo de la existencia de esta posibilidad, sacó ahora una pizarra
de esas que se borran cuando se la desliza tirando hacia fuera, y le escribió:

“Lo sé agente (porque Vaini no sabía que Maldonado era Sargento) pero usted comprenderá que no pude ver el semáforo”.

Maldonado, que fastidiado por su castigo seguía respaldado en el auto, dándole la espalda al conductor, repasando los datos de Vaini, se da vuelta para
mirarlo y luego se un tremendo sobresalto, un gran silencio y un frotar de ojos mientras se tragaba el chicle, le dice:

-Aaaj… Aaaj… mmmm… Pero usted no tiene cabeza!!!!!

-Claro, como quiere que haya podido ver el semáforo!!!!! Eso sí, no me pregunte como hago para manejar. Y mucho menos me pregunte donde está mi cabeza,
ya que por no tener cabeza tampoco puedo acordarme.. El problema es que mi cabeza sí sabe donde está mi cuerpo, pero no puede moverse para dar conmigo.
Además, ella sola sabe como se desprendió de mi cuerpo…..

Maldonado lo interrumpe y le dice:

-….. escucheme una cosita Sr. Vaini… me puede explicar como es posible que ahora usted y yo estamos hablando???

-La verdad que no, agente…

-Sargento.

-Perdón sargento.

Lunes 9 de enero de 2006, 14:25 hs.

Los hermanos Sinícola, Vito y Doménico iban caminando por Campoamor y Mozzotti, pleno corazón de Villa Fiorito… Este dúo tan particular despertaba temor
a su paso al punto de que el carnicero del barrio los vio pasar y tomó su más afilada cuchilla con rápido movimiento y, sin mostrarla, se pasó para el
lado de adelante del mostrador, con la certeza de que estos dos forasteros iban a asaltarlo. A medida que los Sinícola se aproximaban al carnicero éste
se lamentaba de haber tomado el cuchillo, porque las caras de estos hermanos paralizaron casi todos sus miembros impidiendo todo accionar en caso de tener
que actuar en defensa.

Ya en la puerta de la carnicería, la pareja, se detiene y, la víctima, que no sabía como esconder el cuchillo, se encomendó a Dios. Vito le mira el reloj,
el carnicero dando tres pasos hacia atrás comienza a sacárselo al mismo tiempo que Vito sin advertir el susto de Carlitos, le dice:

- Perdón jefe, me dice la hora?

- Si… si….. las dos y media …

- Gracias….

Doménico y Vito siguieron caminando hacia el camino negro. Mientras otros dos vecinos que estaban en la puerta se metieron raudamente a sus casas.

Como sería el miedo que metía este fraternal dúo siendo que en esta zona era el carnicero quien no dudaba en asaltar a cuanto forastero pasaba caminando
por su puerta.

Los hermanos, que venían de hacer un trabajito, debían deshacerse de un paquete en una zanja al costado del camino negro, en el partido de Lomas de Zamora.

-- Pssstt… Pst…..

-- Hola….. Acá……

Vito y Doménico se paralizaron…. No… miento…. Vito se paralizó y Doménico atinó a salir corriendo y tropezó cayendo a la tierra de que era la calle. Desde
el suelo Doménico lo miró a su hermano y le hizo un gesto tranquilizador. Mientras vito lo ayudaba a su hermano a levantarse miraba a su alrededor… pero
nadie más había en el lugar.

Sin embargo la voz era muy clara y desde muy cerca, otra vez se oía:

-Flaco…. Flaco… Acá… en la zanja.

Los hermanos que pensaron que se trataba de una emboscada, sacaron sus 9 milímetros y se dirigieron al lugar de donde provenía la voz….

-¡Quieto o te vuelo la cabeza!

-No pierdan tiempo… -contestó la voz-

-Vito, apuntale a la cabeza –dijo Doménico

-Es que no tengo otro lugar…!!! –respondió Vito

Doménico se acercó a la zanja y ahí ambos se quedaron contemplando en silencio lo que no podían creer: una cabeza sola, sin cuerpo, por lo tanto sin brazos
ni piernas, ni tampoco lo demás.

Necesito ayuda –rompió el silencio Vaini…

Los hermanos comprendieron que Vaini no podria tener un arma consigo y guardaron las suyas.

Vito, aterrorizado y Doménico con náuseas, retrocedían mirando la cabeza de Vaini

-No se vayan, -dijo la cabeza-. Me van a ayudar o no?

Doménico tanteó su bolsillo derecho para comprobar que todavía no se había fumado ninguno de sus porros, entonces se asustó. Lo miró a Vito y este le dijo
a su hermano cuánto lamentaba no haber venido en la moto.

Doménico, que le había jurado días atrás no subir nunca más a la moto mientras fuera Vito el que la conducía, le hizo una mueca de lamento.

Es que así como Doménico era un “loco de la yerba”, Vito era un “loco de la moto”.

Domenico luego de reponerse pensó que se trataba de un aparato o algo así, le pidió a vito que lo ayude a desencajar la cabeza de entre los rastrojales.
Vito tragó saliva y se internó en la zanja en la que ya se encontraba su hermano y entre los dos levantaron la cabeza de vaini de los pelos.

-Gracias -dijo Vaini… Los hermanos hacían como que no escuchaban para poder seguir adelante sin alterarse.

Doménico le dice a su hermano

-Boludo, no podemos subir a un colectivo con esta cosa…

-Bueno… metámosla en la bolsa.

Vito quitó el contenido aprovechando que debían deshacerse del mismo. Lo depósitó en la zanja y colocaron la cabeza de vaini en la bolsa negra de residuos.

-Por favor, hagan algunos agujeritos así puedo respirar, dijo vaini.

Los hermanos no le dieron la más mínima pelota y dejaron caer la cabeza en la bolsa.

¿Por qué habrían de llevar una cabeza de regreso a Avellaneda cuando ésta es más comprometedora que el mismísimo cuchillo abandonado en la zanja?

Es que Domenico estaba convencido de que se trataba de un objeto que se podía convertir en plata.

La cosa es que cuando estaban en el colectivo, Vaini comenzó a vociferar.

-¿Cómo se apaga esta cosa? –dijo Vito

-¿No te das cuenta de que es la cabeza de un tipo, mamerto?

-¿La cabeza.. ? …¿de un tipo?

-Si, inculto -porque Doménico había terminado la primaria- mirala bien. Qué parte del cuerpo humano te parece que es?

-Y… sí… tenés razón…. Es una cabeza…….. ¡¡¡Es una cabeza!!!!!

Shhhhh…..! –lo calla Doménico porque una señora del asiento de adelante se dio vuelta.

Vito quedó pálido… y le dijo a su hermano –ahora en voz baja-

-No podemos llevar una cabeza. Cuando bajemos la revoleamos a la mierda…..

-No podemos hacer eso. ¿No ves que habla? Hay que llevarla a la tele. Que se yo... ¿Se podrá vender?

Vito se tranquilizó y pareció interesado por la propuesta.

- Bajamos en la próxima. Tocá timbre…

- Ay me pateó….

– ¿Cómo te va a patear. No ves que no tiene patas, salame??

– ¡¡¡El timbre me pateó!!!

La puerta se abrió y bajaron en la estación de Lomas de Zamora.

Curiosamente un antílope que pasaba corriendo por el andén los lleva por delante y Vito pierde la bolsa con la cabeza.

Los dos desde el suelo y azorados por la inesperada aparición comienzan a incorporarse. Un señor gordo de anteojos coloca bajo el brazo la carpeta que
portaba y extiende su mano para ayudarlos a levantarse. Era Alberto J. Armando.

Ellos se quedan mirándolo y Don Alberto les pregunta:

-¿Están bien?

-Si, gracias…. Contestaron a dúo los hermanos, mientras Armando siguió su carrera con los brazos en alto tirando besos a todos los presentes…

-¿Viste quien era?

-¿Quien..?

-El tipo ese….

-No.

-Alberto J. Armando….

-Pero si está muerto

Se hizo un largo silencio….

–Che… la cabeza…. No la tengo…Dijo Vito

-No…. No te puedo creer!!! –le contestó Doménico

Curiosamente el andén estaba vacío. Ni cabeza, ni gente.

Comenzaron a caminar a lo largo del andén buscando sin éxito la boletería…

El andén se terminó y comenzaron a caminar por la vía en dirección a la estación Remedios de Escalada… No solo no encontraron la siguiente estación si
no que la vía se iba haciendo cada vez mas difícil de distinguir bajo sus pies… luego de varias horas de seguir caminando en silencio apenas levantaron
su vista para contemplar el asombroso paisaje: Un campo de arena blanca con un horizonte azul. A lo lejos se veía un bulto…. Cuando estaban a varios metros,
Vito sonrió…. Es que ya sabía de que se trataba. Saben que era? No. Su moto. Vitó se subió a ella , la puso en marcha y lo miró a Doménico. Este, fiel
a su promesa le dijo que no con la cabeza. Vito desapareció con su moto detrás del horizonte.

Doménico se quedó inmóvil sentado en la blanca arena. Miró a su derecha, y ahí lo estaban esperando catorce cigarrillos de fabricación casera. Y una caja
de fósforos.

Y sentado sobre la arena fumó.

Lunes 9 de enero de 2006, 19:50 hs.

Vaini sintió ganas de ir al baño. Estacionó su Valiant en la calle Colón en Avellaneda, cerca de la cancha de lo que en un tiempo fue Racing Club. Sacó
sus llaves mientras caminaba en dirección a la puerta de su casa. En la puerta, Olga lo esperaba como todos los días, su esposa, que salía a recibirlo
con un mate, siempre a la misma hora.

Para ella estaba todo bien aunque Vaini, consciente de que no tenía cabeza, no podía entender como era posible que pudiera tomar mate… si hasta le pudo
dar un beso a su esposa.

Martes 10 de enero de 2006, 6:55 hs.

Vaini sabía que tenía que encontrar su cabeza antes de que se den cuenta. Es que no quería lastimar a su familia. Vaini se sentía como en esos sueños en
que vaya a saber uno por qué se nos caen los dientes, o andamos desnudos por la calle, o perdemos el portafolios, o queremos correr o pegarle a alguien
y no tenemos fuerza… Bueno, Vaini por un momento pensó que estaba soñando e hizo fuerza para despertarse… y se despertó. Claro, lo primero que hizo fue
probar que su cabeza esté en donde había estado siempre, pero … para su desazón, seguía acéfalo.

Entonces se dijo: esto no es un sueño.

Miró la hora (sólo Dios sabe cómo), faltaban 5 minutos para levantarse. Apagó el despertador antes de que suene para no molestar a su esposa y se levantó.

Jueves 28 de junio de 1979, 7:20 hs.

Vaina Salió de su casa y estacionó el auto en la calle Alsina de Remedios de Escalada. Al llegar cerca de la estación del tren se encontró con un campo
de arena blanca con un horizonte azul. Luego de caminar varias horas se topó con una moto tirada y unos metros mas adelante un cuerpo inerte. Media hora
mas tarde encontró otro cuerpo yaciente boca abajo con catorce colillas de cigarrillo y varios fósforos apagados cerca de su caja vacía.

Asombrado, Vaina, vio un antílope a unos 20 metros delante de él. Trató de alcanzarlo, pero éste corrió delante de él. Poco a poco debajo de sus pies comenzó
a ver las vías del tren. Cuando volvió a alzar su vista, pudo observar el andén de la estación poblado de gente.

Sintió un sonido fuerte a sus espaldas, y tuvo la intuición de que un tren se acercaba…

Para su desgracia, Vaini era muy intuitivo…

El sonido lo envolvió.

Su cuerpo al este de las vías, su cabeza al oeste. Un tren que se detenía.

Vaini sonrió. Había encontrado a su cabeza.

Fin.