Texto publicado por Rincón

MI QUERIDO HERMANO

Cristina y su marido Antonio, no dudaron en mostrarle todo su apoyo a Carlos, hermano mayor de este, que a sus treinta y nueve años, seguía soltero y al morirse su madre, por no quedarse solo, le pidió a su único familiar que lo hospedara en su casa, puesto que vivir solo sería morir de pena, aceptando la pareja, siempre y cuando aceptara Carlos las pocas condiciones que le puso su hermano, que se podía resumir básicamente en el respeto hacia su cuñada e hijos.
Carlos fue recibido felizmente tanto por su hermano, como su cuñada y sobrinos, un chico de nueve años y una niña de cinco años, los cuales se alegraron mucho de la llegada de su tito Carlos a casa.
La convivencia era estupenda, compartiendo los dos hombres de la casa los gastos familiares, viendo Antonio como su hermano se integraba perfectamente en su familia, mostrándole respeto a su cuñada y cariño a sus sobrinos, con los cuales compartía juegos y estudios, puesto que al trabajar Carlos de vigilante nocturno, tenía tiempo libre durante el día, que era cuando el padre de los niños trabajaba como albañil, oficio que le ocupaba prácticamente todo la jornada...
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