Texto publicado por Toten Dos punto Cero

97ª edición - ¿Quiere algo don?

Holaaaaaa!!!!!!

Seguramente todos hemos pasado una y mil veces por distintos tipos de vendedores o prestadores de servicios que nos han dejado una impresión bastante latente por un rato por lo menos, nos hemos ido sonrientes, a las puteadas, confundidos o simplemente con los huevos en la garganta, sabiendo que nunca más volveremos a ese sex-shop. Es muy variado el comportamiento del vendedor del pequeño y gran comercio, y como me caracterizo por analizar todas las cosas que a nadie le interesa, me sumergiré en la categorización de los distintos tipos de prestadores de servicios, que todos los días, nos acompañan en nuestras compras.
El vendedor atento: éste se caracteriza por ser un tipo sonriente, voluntarioso por darnos todas las marcas del producto que queremos, los distintos precios, nos preguntan por nuestras madres, enfermedades y fatos, muchas veces hasta nos alcanzan los productos hasta donde estamos, nos ofrecen dos bolsas por las dudas no se rompa la primera con tanto peso. En este tipo, hay dos variedades: el falso y el verdadero. El falso, generalmente es obligado por la empresa o jefe a ser como es, y por dentro putea a cada posible comprador que lo molesta cuando estaba inmerso en sus pensamientos narcisistas o pornográficos. No ve la hora de irse a su casa o al puterío para descargar su ira hacia los imbéciles clientes y se pasa un trapo con lavandina para borrarse esa sonrisa que le acalambra la mandíbula 8 horas diarias. El verdadero es un ejemplo digno del vendedor, su buena onda es propia de su personalidad, debido a que su vida sólo se centra en su trabajo porque no tiene otra poronga que hacer, porque es sencillamente un tipo o una mina feliz, o porque lo que se roba de la caja le alcanza para comprarse fotos en bolas de Silvita.
El vendedor antipático: es aquel que está ahí nomás porque el viento lo arrastró hasta ese lugar y le dieron un papel con las instrucciones para ganar su sueldo. No es bueno ni malo, ni alegre ni amargo, ni atento ni esquivo…es un “algo” que se encarga de proveer del servicio al cliente. Posiblemente esta clase de vendedores vea a sus intermediarios del comercio como si fuesen objetos que hablan y piden y pagan, y les importa un soberano corno cualquier tipo de sentimiento o pensamiento del mismo.
El vendedor maleducado: éste, suele tener por frase favorita: “Si no va a comprar nada, lárguese”. Su cara de ojete incogible se puede distinguir a 3 cuadras de distancia, y se dirige a sus clientes con ´monosílabos o respuestas lacónicas: “¿Qué quiere?” “¿qué más quiere?” “No tengo.” “Pague.” “¡el que sigue!”. Tal vez estas personas vienen con sus mambos personales a su trabajo, cosa totalmente fuera de lugar, y se la agarran con los clientes para descargar sus broncas íntimas.
El vendedor chamullero: Es fácil de reconocer este ejemplar, ya que se destaca por hablar tanto y tan bien del producto, que uno se lo termina llevando para no tener que escucharlo más. Su facilidad de palabras es increíble y es capaz de vendernos un sorete de perro convenciéndonos que es un nuevo chocolate que viene sin envoltorio y que su fresco aroma proviene de sus intestina… perdón, internacionales orígenes. Nunca te deja de mirar a los ojos y su persuasión es potencialmente peligrosa para el comprador distraído o demasiado influyente.
El vendedor experto: es quien dice ya saber lo que uno quiere antes de pedirlo: “Usted quiere una tapa de inodoro de madera, se le nota en la cara.” – “Usted es talle 4, y le digo que el color marrón caca con su cara de culo le queda genial.”. Se jactan de saberlo todo, y si nos agarran desprevenidos, nos terminan vendiendo lo que ellos gustan (esto suele ser lo ma´s caro o lo invendible), nos miran con ojos críticos al estilo: “dejame a mí que la tengo re-clara.” Y en muchas oportunidades, tenemos que luchar contra ellos para que nos vendan lo que realmente deseamos llevarnos.
El anti-vendedor: Siempre está quien no hace lo que debería hacer. Los ejemplos más comunes de éste son los que te dan las bananas más verdes cuando te diste vuelta a mirar las remolachas, el que cuando entramos a comprar el álbum de figuritas de “Silvita y Silvito un solo corazón”, nos dicen que no tienen más, y cuando le señalamos los 12 ejemplares que hay en un costado, nos dicen: “Te dije que no tengo.”, también, están los mozos o meseras, que mientras vas por la mitad del almuerzo te traen la cuenta y te dicen: “Son 100 pesos.”, y uno tiene que apurarse a tragar para decirle que aún no pidió el postre. Conjuntamente, existen los que nunca tienen cambio y no te venden nada, por carecer (¡mentira!) de monedas o billetes chicos. Uno se va con bronca del negocio, puteando al desgraciado, prometiendo nunca más ir a comprarle nada.
El vendedor chismoso: vendría a ser el preguntón chusma del barrio, pero detrás del mostrador: “Che, hace tres días que no te llevás los Tulipán…¿ya no se te para?” “¿con estas batatas vas a hacer un puré?” “¿Sabe que su vecina la loca me compró 5 paquetes de toallitas femeninas?, para mí que no acepta que está en la plena menopausia…¡si tiene 86 años!” “¿no tiene idea por qué la Carlota no viene más a comprarme? Yo no creo que se haya ofendido porque le dije que sus tetas parecen dos mandarinas en estado de putrefacción…”. Conviene con estos vendedores no ser muy afines, PARA evitar un mal entendido en el barrio o cuadra.
El vendedor “vendedor”: Lo dejé para el final, porque es el inigualable, el estimable, y el certero vendedor con las 8 letras de la palabra. Es eficaz, eficiente, habla lo justo, te da la mejor mercancía, te fía si sos de confianza, siempre tiene el vuelto justo, su sonrisa es sincera, es servicial, humilde, honesto y comprometido con su trabajo…o sea, un chupa-culos del comprador.
Obvio que debe haber más tipos de vendedores, pero, como diría Mahatma Gandhi: “Esto está muy bueno, pero me cago de hambre.”. y MIENTRAS ME ESTOY YENDO A MORFAR ALGO, REFLEXIONO QUE Igual nosotros nunca debemos preocuparnos por nada a la hora de hacer las compras, por ningún tipo de vendedor o mercancía, ¡el cliente siempre tiene la razón! ¡Déme mi álbum de figuritas de Silvita ahora mismo!

Adioooooooooooooosssss!!!!!!!!!!!