Texto publicado por mariela díaz ramírez
¿cuantos cerebros tenemos?
Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia.
Tengo 72 años y sigo siendo joven. Nací en Toulouse y vivo en Canadá.
Estudié la carrera de Matemáticas y piano. Creo que el ser humano lleva
consigo un potencial extraordinario de conciencia, inteligencia, sabiduría
y
amor; descubrimientos científicos recientes lo constatan.
Ciencia y conciencia.
Tras estudiar Matemáticas y la carrera de piano y órgano fue profesora en
La
Sorbona. Luego se instaló en India y participó en la creación de la
comunidad de Auroville con Sri Aurobindo y Krishnamurti. Y poco después
fundó en Quebec el Instituto para el Desarrollo de la Persona. Es autora
de
El poder de elegir, La libertad de ser y El maestro del corazón
(Luciérnaga). Lleva muchos años investigando la intersección entre la
ciencia y la conciencia y sus planteamientos son siempre rigurosos y están
documentados. El próximo sábado expondrá en las jornadas sobre La
Evolución
de la Conciencia (CosmoCaixa) los descubrimientos sobre el cerebro del
corazón y sus implicaciones.
Que el corazón tiene cerebro es una metáfora, ¿no?
No. Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso
independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una
compleja
y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.
¿Es inteligente?
Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar
decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede
aprender, recordar e incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones
que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza.
Primera...
La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos.
El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único
órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar
determinadas
partes del cerebro según las circunstancias.
¿Significa eso que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar?
Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras
reacciones.
Segunda conexión...
La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el
corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio
general
del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de
la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce
como
hormona del amor.
Tercera...
La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a
través
del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro
y
al resto del cuerpo.
Cuarta...
La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el
más
potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el
del
cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional.
Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico.
¿Y se ordena con las emociones positivas?
Sí. Y sabemos que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del
cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean
reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
¿A qué conclusiones nos llevan estos descubrimientos?
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información
que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿ No será este nuevo
circuito
un paso más en la evolución humana?
¿...?
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa,
de
ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene
emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es
desordenada, con ondas incoherentes.
¿Aparece con las emociones negativas?
Sí, con el miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más: las ondas
cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es
decir, que el corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor
del
corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.
...
Ya ve, el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros
superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad
sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las
viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello,
tiene una percepción exacta de la realidad.
Parece ciencia ficción.
Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón
crea
un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona
correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las
emociones positivas.
Pues parece que nadie lo utilice...
Es un potencial no activado, pero empieza a estar accesible para un gran
número de personas.
¿Y cómo puedo activar ese circuito?
Cultivando las cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el
escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias,
el
coraje...
¿Santos las 24 horas?
Es la práctica de pensamientos y emociones positivas. En esencia,
liberarse
del espíritu de separación y de los tres mecanismos primarios: el miedo,
el
deseo y el ansia de dominio, mecanismos que están anclados profundamente
en
el ser humano porque nos han servido para sobrevivir millones de años.
¿Y cómo nos libramos de ellos?
Tomando la posición de testigos, observando nuestros pensamientos y
emociones sin juzgarlos, y escogiendo las emociones que nos pueden hacer
sentir bien. Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el
verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que
ocurre
en el exterior, sino en nuestro interior.
Ya.
Cultive el silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad,
medite, contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con
sencillez. Y pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer.
Ima Sanchís.
LaVanguardia.