Texto publicado por Marcos Molina

¿ESTÁ SEGURO?, ¡ESTE SEGURO! . LECCIÓN # 5. LA SEGURIDAD ETERNA.

¿ESTÁ SEGURO?, ¡ESTE SEGURO! . LECCIÓN # 5.
LA SEGURIDAD ETERNA.

Versículo clave: 1Juan 5.13.

AHORA QUE SOY SALVO, ¿PODRÉ PERDER ALGUNA VEZ MI SALVACIÓN?

Una vez que un individuo haya decidido el asunto en cuanto a la salvación tal como la Biblia lo declara — arrepintiéndose de sus pecados (que consta de confesarlos y apartarse de ellos; Prov 28.13; 2Tim 2.19) y poniendo su fe en el Señor Jesucristo (Rom 3.21-22) — es importante que él entienda cómo tal decisión ha afectado su vida.
Sólo hay dos familias espirituales en esta tierra: la familia de Dios y la de Satanás. Nacemos en la familia de Satanás por medio del nacimiento físico.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. [Juan 8.44]
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. [Rom 5.12]
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. [Ef 2.1-3]
Nacemos en la familia de Dios por medio del nacimiento espiritual que toma lugar cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador personal.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.[Juan 1.12-13]
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. [Juan 3.3-6]
El propósito de esta lección es el de enseñarle a usted acerca del estado del nuevo creyente en la familia de Dios, y con base en los hechos bíblicos, dejar establecido claramente el asunto de la seguridad eterna del cristiano.

1. El testimonio del Señor Jesucristo es claro sobre este tema.
A. Jesucristo prometió esto: “...y al que a mi viene, no le echo fuera” (Juan 6.37). Dios no le arrojará de su familia bajo ninguna circunstancia.
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. [Juan 5.24]
B. Ningún hombre puede hacer que usted pierda la salvación, porque Dios, su Padre, es mayor que cualquier hombre y ningún hombre puede sacarlo de la mano de Él.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. [Juan 10.27-29]
2. La salvación no depende de sus obras, sino de la gracia de Dios.
A. La salvación es por gracia por medio de la fe, y no por obras. Es un regalo de Dios. Ningún hombre puede perder su salvación por sí mismo porque ningún hombre ganó su salvación.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. [Ef 2.8-9]
B. Gálatas 3.10 y Santiago 2.10 nos dicen que si tuviéramos que hacer algo para ganar o mantener la salvación, la perderíamos fácilmente.
Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. [Gal 3.10]
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. [Stg 2.10]
C. Sin embargo, es Jesucristo quien nos guarda y no nosotros mismos.
Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. [2Tim 1.12]
D. Gálatas 2.21 dice claramente que si por las cosas que hacemos venimos a ser justificados, entonces, la muerte de Jesucristo fue por demás una pérdida.
No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. [Gal 2.21]
3. No hay nada en absoluto que pueda separar al cristiano de su salvación.
Romanos 8.38-39 dice, “Por lo cual estoy seguro que ni...”
A. “la muerte” - no puede perderla cuando muera.
B. “la vida” - no puede perderla mientras viva.
C. “ni ángeles” - pueden quitársela.
D. “ni principados” - el gobierno no puede quitársela.
E. “ni potestades” - Satanás no puede quitársela.
F. “ni lo presente” - nada que pueda pasar ahora puede quitársela.
G. “ni lo por venir” - nada en el futuro puede hacer que la pierda.
H. “ni lo alto” - nada arriba suyo.
I. “ni lo profundo” - nada debajo suyo.
J. “NI NINGUNA OTRA COSA CREADA nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
4. Su salvación es segura debido a su nueva relación con Dios.
A. Su relación con Dios es como la de un Padre y Su hijo, por su nacimiento. Repase Juan 1.12-13 (la promesa de Dios en cuanto a nuestra vida eterna).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. [Juan 1.12-13]
B. Píense en el cuadro de su familia física. Usted será hijo de su padre para siempre en esta tierra porque ha nacido de su simiente. Usted podrá salir del país; usted y su padre podrán repudiarse, podrán desconocerse, usted podrá cambiar su nombre y nunca ver más a su padre u oír acerca de él y ni siquiera pensar en él por el resto de su vida; pero esto no cambiará el hecho de que él es su padre y usted es su hijo.
C. Lo mismo ocurre con su Padre Celestial. Usted podrá hasta morir, pero nunca podrá evitar el haber nacido.
Su nacimiento fue hecho para siempre tanto física como espiritualmente; inclusive el mismo Dios no puede cambiar este hecho.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. [Juan 3.3-6]
D. También en el momento de aceptar a Cristo usted fue sellado con el Espíritu Santo. Este “sello” es las arras (una prenda, una garantía de cumplimiento) de nuestra herencia. Somos sellados hasta el día de la redención de la posesión adquirida (hasta el arrebatamiento cuando recibiremos la herencia; Rom 8.23). No podemos perder la salvación porque no podemos perder el Espíritu.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. [Ef 1.13-14]
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. [Ef 4.30]
5. La seguridad eterna no le da a usted una “licencia para pecar”.
A. Esta doctrina bíblica de la seguridad eterna se ha tornado bastante controversial en nuestros días.
i. Muchos cristianos la toman como una licencia para pecar y dicen cosas como esto: “Puesto que no puedo perder mi salvación, voy a disfrutar del pecado; tal vez pierda un poco de herencia luego, pero seré salvo y esto es lo más importante”.
ii. Por actitudes así, muchos pastores y líderes en la Iglesia se oponen a la doctrina bíblica de la seguridad eterna.
iii. El “creyente” que puede practicar el pecado (robar, mentir, fornicar, adulterar, emborracharse, drogarse, aborrecer a sus hermanos en Cristo, codiciar, etc.) y disfrutarlo, deberá examinarse para ver si realmente está en la fe o no.
iv. Si alguien puede tomar la seguridad eterna como una licencia para pecar, no ha entendido lo que la Biblia dice acerca de las conversiones falsas y las verdaderas.
B. La doctrina de la seguridad eterna del cristiano tiene que entenderse a la par de lo que la Biblia enseña acerca de las conversiones falsas y las verdaderas.
i. Si alguien no entiende lo que la Biblia dice acerca de las conversiones falsas, corre el riesgo de tomar decisiones de “vender su recompensa de herencia” por el placer temporal del pecado.
a. O sea, si uno no entiende las falsas conversiones, puede interpretar la seguridad eterna como una licencia para pecar.
b. Este tipo de “confianza” de un creyente se basa en una mala interpretación de la Escritura y en un entendimiento tergiversado de la seguridad eterna. Lo más trágico de esto es que puede resultar en la pérdida eterna de su alma.
ii. Entienda que el hipócrita no tiene la salvación.
a. El “creyente” que actúa de una manera diferente en la iglesia que fuera de ella es un hipócrita.
[1] Este es el que llega a la iglesia los domingos “puro y santificado” pero entre semana blasfema (tomando el nombre de Dios en vano), miente, hurta, comete adulterio (por ejemplo: el sexo ilícito o el uso de pornografía), se emborracha, etc.
[2] Peca, practica el pecado y lo disfruta.
b. El diccionario define un hipócrita como uno que practica la hipocresía — el fingimiento. “Fingir” es dar a entender lo que no es cierto. El “cristiano hipócrita” es el que finge ser un cristiano — da a entender lo que no es cierto (que es cristiano).
c. Así que, el hipócrita no tiene la salvación. Finge ser salvo pero en realidad no lo es.
d. Judas era un hipócrita. Judas formaba parte de los 12 discípulos de Cristo (Mat 10.1-4). Él hacía milagros: sanaba a los enfermos, limpiaba a los leprosos y echaba fuera los demonios (Mat 10.5-8). Él era tan “piadoso” que cuando Jesucristo lo señaló como el traidor, ninguno de los demás discípulos se lo entendió — o sea, pensaban que era uno de ellos, no Judas (Mat 26.21-25; Juan 13.21-26). Cuando Judas salió aquella noche para traicionar a Jesús, todos los demás pensaban que él se fue para dar algo a los pobres (Juan 13.27-29). Judas tenía una buena apariencia de un seguidor de Cristo — tan buena que todos los demás seguidores del Señor no pudieron entender que él era el Anticristo que vendería al Mesías por 30 piezas de plata. Sin embargo, a pesar de su fingimiento, Judas el hipócrita era un diablo (Juan 6.70) y cuando murió se fue al infierno (Hech 1.25).
iii. Entienda que el “cristiano carnal” — el que practica el pecado y lo disfruta — no tiene la salvación.
El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él... [1Jn 3.8-9]
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. [1Jn 5.18]
a. El que ha “aceptado a Jesús como Salvador” pero que no quiere someterse a Él como su Señor, no tiene la salvación porque no se ha arrepentido. Este es el caso de un falso convertido — de alguien que creyó en vano porque creyó sin arrepentirse de sus pecados.
b. Recuerde las lecciones sobre las conversiones falsas y las verdaderas. El que cree por algún tiempo pero luego vuelve al mundo y al pecado es como el perro que vuelve a su vómito. Al perro le gusta su vómito porque así es la naturaleza del perro. Al inconverso le gusta el pecado (y lo disfruta) porque así es la naturaleza de un inconverso.
Sin embargo, cuando alguien realmente se convierte a Cristo, recibe una nueva naturaleza — recibe la naturaleza divina (el “nuevo hombre” que “nace de nuevo” en Cristo Jesús). Ya no es un “perro” que puede disfrutar del “vómito del pecado”. Ya es una nueva criatura con nuevos deseos.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. [2Cor 5.17]
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios. [Rom 7.22]
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. [2Tim 2.19]
c. Demas es un cuadro de este tipo de “creyente” que vuelve al mundo y al pecado (para practicarlo y disfrutarlo).
Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo...[2Tim 4.10]
[1] Al volver al mundo y al pecado, el “creyente” simplemente revela el hecho que todavía es el enemigo de Dios, porque “la amistad del mundo es enemistad contra Dios”.
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. [Stg 4.4]
[2] El enemigo de Dios necesita la salvación — necesita arrepentirse de sus pecado, poner su fe en Cristo Jesús y nacer de nuevo.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. [Rom 5.8-10]
d. Todos los cristianos luchamos contra el pecado, y a veces perdemos la lucha (caemos en el pecado). Sin embargo, para el verdadero cristiano no hay placer duradero en pecar. Más bien, para el hijo de Dios, hallarse en el pecado le da tanto asco como hallarse comiendo su propio vómito (para seguir con la ilustración de 2Pedro 2.22 y el perro que vuelve a su vómito). No puede disfrutar el pecado como el inconverso. Más bien, se aborrece porque sigue en el pecado y espera el día cuando tendrá su cuerpo nuevo que no podrá pecar.
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? [Rom 7.24]
C. La seguridad eterna no es una “licencia para pecar”. Es el resultado de una verdadera conversión.
i. El que toma la seguridad eterna como una excusa para seguir practicando el pecado, es el falso convertido que no se ha arrepentido (y por lo tanto, no es salvo). Escuche las palabras del famoso Charles H. Spurgeon (1834-1892) cuando él amonestó a los jóvenes predicadores estudiando en su escuela de ministerio:
Si el que profesa conversión declara distinta y deliberadamente que sabe cual es la voluntad del Señor, pero no quiere atenderla, no consientan sus presunciones, más bien es su deber asegurarle que él no es salvo. No supongan que el Evangelio sea magnificado o glorificado cuando van a los mundanos y les dicen que pueden ser salvos en este momento si simplemente “aceptan a Cristo” como su Salvador, mientras que están casados con sus ídolos, y sus corazones están aún enamorados del pecado. Si yo hago esto, les digo una mentira, pervierto el Evangelio, insulto a Cristo, y convierto la gracia de Dios en lascivia.
Es interesante observar que los Apóstoles predicaban el señorío de Cristo. La palabra “Salvador” sólo se menciona dos veces en el Libro de los Hechos de los Apóstoles (Hech 5.31; 13.23). Por otra parte, es increíble ver que el título “Señor” se menciona 108 veces; “Señor Jesús” 14 veces; y “Señor Jesucristo” 5 veces en el mismo libro. El Evangelio es: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. [C.H. Spurgeon]

ii. Sin embargo, cuando una persona se arrepiente de sus pecados y pone su fe en Cristo Jesús, él recibe el Espíritu Santo y nace de nuevo. Llega a ser un hijo de Dios por nacimiento y nunca dejará de ser un hijo porque Dios ya le prometió que nunca le quitará Su Espíritu.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.[Ef 1.13-14]

6. Preguntas básicas.
A. ¿Cómo puedo saber con seguridad que soy salvo?.
i. Crea lo que Dios le dice en el Nuevo Testamento.
ii. Por ejemplo:
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. [1Jn 5.11-13]
B. ¿Qué pasa si no me siento salvo?.
i. En primer lugar, debe examinarse para ver si está en la fe (si es salvo) o no.
a. Una conciencia que le condena todavía puede ser una indicación de que no se ha arrepentido de sus pecados y por lo tanto todavía necesita la salvación.
b. Repase los principios de la salvación que se enseñaron en la Clase 101: Descubrir la Membresía y asegúrese que, sí, se ha arrepentido de sus pecados (los ha confesado y se ha apartado de ellos) y ha puesto su fe y confianza única y totalmente en el Señor Jesucristo para su salvación.
ii. En segundo lugar, entienda que su salvación no está basada en los sentimientos. Está basada sobre el hecho objetivo de la verdadera Palabra de Dios.
a. Así que, pase tiempo (mucho tiempo y frecuentemente) en la Biblia y en la oración, meditando en los pasajes y los principios que tienen que ver con la salvación.
b. Sólo el Espíritu de Dios puede darle la certeza de que usted es salvo.
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. [Rom 8.16]
c. El Espíritu le dará esta certeza de la salvación a través de la Palabra de Dios porque Su ministerio principal entre los creyentes es el de enseñarnos la verdad — la Palabra de Dios.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. [Juan 16.13]
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. [Juan 17.17]
Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. [1 Cor 2.13; el Espíritu nos enseña “palabras” — las palabras de Dios en la Escritura]
C. ¿Qué hay de los pasajes en la Biblia que hablan de la pérdida de la salvación?.
i. Es obvio que hay pasajes en la Biblia que enseñan que alguien puede perder la salvación.
a. Por ejemplo, Moisés habló acerca de Dios borrando los nombres de los pecadores del “libro de la vida”.
Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. [Exod 32.31-33]
b. David le rogó a Dios que no le quitara el Espíritu Santo.
No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. [Sal 51.11]
ii. Todo esto se trata de lo que se llama “las dispensaciones” (de “dividir bien” la Palabra de Dios). Hay ciertas cosas escritas acerca de otras personas en otro tiempo cuando Dios les ofrecía la salvación de una manera un poco diferente que la nuestra.
a. Estudiamos este asunto a fondo en la Clase 220: Preceptos de la Madurez.
b. Por ahora, sólo entienda que nadie en la Biblia nació de nuevo (por el Espíritu) hasta Hechos capítulo 2, cuando el Espíritu Santo vino para morar en los creyentes y “sellarlos”. Los que gozaban de la salvación antes, no tenían la presencia permanente (y eterna) del Espíritu Santo como nosotros la tenemos en Cristo Jesús (Ef 1.13-14).
c. Es por esto que David temía perder el Espíritu Santo en Salmo 51. Él sabía que no tenía el Espíritu de Dios permanente el él.
d. Puesto que nadie antes de Hechos 2 nació de nuevo, nadie tenía la seguridad eterna de la salvación. Así que, su salvación no era segura como la nuestra.
e. Por lo tanto, tenemos que tomar todo lo que la Biblia dice en su debido contexto y no aplicar doctrina a nosotros que corresponde a otra gente en otra época. Recuerde que no estamos viviendo bajo el Antiguo Testamento sino bajo el Nuevo. El trato de Dios con el pecado ha cambiado debido a la muerte y resurrección de Cristo Jesús, y también la venida del Espíritu Santo como “sello” y garantía de la salvación.
f. Toda esta enseñanza se desarrolla en detalle luego en la Clase 220. Así que, si no lo entiende todo ahora, espere, siga estudiando y se le aclarará pronto.

NOTA: En muchas iglesias de la actualidad se enseñan las siguientes cosas:
1. Debe hacer buenas obras para retener la salvación.
2. Si pecamos después de haber nacido de nuevo, podemos perder la salvación.
3. Dios castiga a sus hijos de acuerdo a su capricho y placer.

De los principios bíblicos enseñados en esta lección, usted deberá entender que esas enseñanzas son falsas y el por qué.

Escriba cualquier pregunta que pueda tener tocante a lo tratado en esta lección.

REPASO DE LA LECCIÓN.

1. ¿Cuál es la promesa que podemos reclamar en Juan 6.37?

2. De Juan 10.27-29, usted puede entender que ningún hombre puede causar que pierda la salvación.
¿Por qué es esto así?

3. No podemos hacer nada nosotros mismos que nos haga perder la salvación. ¿Qué podemos aprender de los siguientes versículos para sustentar esto?
A. Efesios 2.8-9

B. 2Timoteo 1.12

C. Gálatas 2.21

4. ¿Puede haber algo que al fin nos separe del amor de Dios?

5. Romanos 8.38-39 nos muestra que hemos recibido el amor de Dios “en ”.

6. ¿Cuál pasaje de la Escritura le promete a usted vida eterna?

7. ¿Qué le enseña Efesios 1.13-14 y 4.30 en cuanto a la seguridad de su salvación?

8. ¿Por qué se ha tornado controversial esta doctrina bíblica de la seguridad eterna?

9. ¿Qué es un “hipócrita”? ¿Tendrá la salvación un “cristiano hipócrita”? ¿Por qué?

10. ¿Será salvo el “cristiano carnal” — el que practica el pecado y lo disfruta? ¿Por qué?

11. Explique brevemente el propósito principal de esta lección.

Gregory Kedrovsky.