Texto publicado por Marcos Molina

LOS SIETE PACTOS 3. 7-3. EL PACTO DE NOÉ: GÉNESIS 6. 18 .

LOS SIETE PACTOS 3.
7-3. EL PACTO DE NOÉ: GÉNESIS 6. 18 .

El traslapo de los pactos .
La gran mayoría de lo que vemos en los pactos que Dios hace con los hombres antes de Génesis 12
todavía está vigente. Luego, a partir del llamamiento de Abraham en Génesis 12, vemos que Dios
empieza a establecer pactos con una familia (la de Abraham) y la nación que viene de esta familia (Israel).
Hasta entonces, sin embargo, los pactos son generales y por lo tanto se aplican a todos los hombres en
general.
En este aspecto de los pactos, entonces, vemos que a menudo ellos traslapan varias dispensaciones.
Un pacto puede comenzar una dispensación, pero no siempre termina con la misma.
Una dispensación termina cuando el mayordomo fracasa en su responsabilidad.
No es siempre que el fracaso del mayordomo termine los pactos anteriores. Muy a menudo son dos
cosas distintas y diferentes: Los pactos y las dispensaciones.
Hay que averiguar si el pacto es condicional o incondicional, porque si es incondicional, estará vigente a
través de varias dispensaciones. Este es el caso con los pactos de Edén,
de Adán y ahora de Noé. Además, algunos de los pactos tienen que ver con una cabeza federal.
El pacto de Adán es un pacto que se estableció con una cabeza federal: Adán. Esto quiere decir que todos
los demás que venimos de la cabeza, participamos en el pacto. La cabeza es el representante de los demás después de él. El pacto de Noé es así, porque
Dios lo estableció con la cabeza de todos los hombres.
O sea, puesto que todos los hombres venimos de Noé, a través de uno de sus tres hijos, todos participamos en
el pacto que Dios estableció con la cabeza (Noé). Este tipo de pacto, entonces, se establece con la cabeza federal y también traslapa varias dispensaciones
porque la descendencia de la cabeza todavía existe.
Así que, al analizar el pacto de Noé, hemos de tomar todo esto en cuenta.
El comienzo del pacto .
Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos
contigo. [Gen 6.18].
Dios estableció este pacto con Noé, la cabeza federal de todos sus descendientes físicos. Por esto se llama
el pacto de Noé, aunque todos los hombres participamos en el acuerdo. Dios aclara este asunto luego
cuando dice que el pacto no es sólo con Noé, sino también con sus hijos, con sus descendientes físicos.
Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con
vuestros descendientes después de vosotros. [Gen 9.8-9].
Además, vemos que la cobertura de este pacto alcanza aun hasta los animales (todo ser viviente, toda
carne, que está sobre la tierra).
He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con
todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde
todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. [Gen 9.9-10; ver también Gen 9.15-17].
Este pacto también es incondicional. Lo que Dios dice que hará, no viene con ninguna condición que el
hombre tenga que llenar. Dios lo hará, y punto. Esto implica que el pacto estará vigente hasta el límite de
tiempo que Dios pone en el mismo pacto.
Dios establece este pacto por el hecho de que el hombre es malo. Vea el porqué en Génesis 8.21.
Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo
ser viviente, como he hecho. [Gen 8.21].
Dios decide tomar en cuenta el hecho que el hombre es malo por naturaleza. Cualquiera que nace de
mujer es inmundo. O sea, desde su nacimiento, el hombre es malo porque así es su naturaleza
(Job 25.4-6). Por lo tanto, el hombre natural es una abominación delante de Jehová (Job 15.14-16)
y con base en esto, el Señor promete no destruirlo otra vez como hizo en el diluvio.
Esto también nos da una idea de la duración del pacto de Noé. Mientras que el hombre siga así de malo,
el pacto está vigente. Entonces, puesto que Dios no cambiará la naturaleza de todo hombre hasta después
del Milenio, vemos que este pacto traslapa cada dispensación desde la de Noé hasta el comienzo de
la eternidad.
Entienda, entonces, que como con el pacto de Adán, todo lo que vamos a ver en el contexto de este pacto
de Noé, (tanto los resultados como también las responsabilidades), nos toca a nosotros.
El pacto está todavía vigente y se nos aplica.
El contenido del pacto .
Las promesas del pacto: El contenido para todos en general .
Las promesas acerca de la creación. Bajo el pacto de Noé, Dios promete que nunca más volverá
a maldecir la tierra.
Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud... [Gen 8.21a].
También promete que no volverá a destruir a todo ser viviente como acaba de hacer en el diluvio.
...ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. [Gen 8.21b].
Esto no quiere decir que Él no volverá nunca a destruir a todo ser viviente. La promesa del pacto es que
no lo hará de la manera que lo hizo en los días de Noé, con un diluvio de aguas.
Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más
diluvio para destruir la tierra. [Gen 9.11].
Es obvio que Dios volverá a destruir a todo ser viviente, pero la próxima vez lo hará con fuego
después del Milenio y antes de comenzar la eternidad (2Ped 3.10-12).
Además, dentro del límite de tiempo de este pacto (mientras que esta tierra esté aquí), siempre habrá
cosecha, siempre habrá estaciones y siempre habrá días y noches.
O sea, no habrá otra catástrofe tan grande como el diluvio de Noé.
Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y
el día y la noche. [Gen 8.22].
Las promesas acerca del hombre.
Las promesas del pacto de Noé vienen con una comisión, la misma que Dios les dio a Adán y Eva.
Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra... Mas vosotros
fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella. [Gen 9.1, 7].
Aunque Adán perdió el reino espiritual cuando pecó (porque murió espiritualmente), siguió con el reino
físico. Dios quiere que Noé siga con la comisión original porque el reino físico, (que se llama el reino de
los cielos en la Biblia), pasó de Adán y sus descendientes a Noé y los suyos. El pacto de Noé, entonces,
viene con una comisión. Pero, entienda que la comisión no es una condición. Dios cumplirá con todas las
promesas aun si el hombre no es fiel para cumplir con la comisión, (y de hecho fracasó en este asunto
con la torre de Babel). Una de las promesas del pacto de Noé es la del dominio. Dios le da al hombre el dominio sobre todos los animales.
El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo
lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. [Gen 9.2].
Parece que en este momento algunos de los animales dejan de ser domesticados, (dóciles) y llegan a ser
silvestres. Antes no tenían miedo del hombre, pero ahora sí. Sin embargo, Dios entregó todos los animales
en las manos de los hombres. El hombre tiene dominio sobre ellos. En esto vemos una provisión que Dios
nos ha dado bajo este pacto.
La promesa de la provisión en el pacto de Noé tiene que ver con un cambio en la dieta del hombre.
Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he
dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. [Gen 9.3-4].
Después del diluvio Dios cambia la dieta, (y muy probablemente el metabolismo), del hombre. Ya no come
sólo legumbres y plantas verdes. Ahora también come carne, y es por esto que vemos la promesa de la
provisión de animales para el mantenimiento de vida.
Las promesas del pacto no vienen sin una prohibición: La sangre (Gen 9.4). Dios le prohíbe a los hombres
comer sangre bajo tres diferentes pactos a través de la historia de la Biblia. Se lo prohíbe aquí bajo el
pacto de Noé. Luego se lo prohíbe bajo el pacto de Moisés (Lev 17.11) y también lo hace en el Nuevo
Pacto (Hech 15.19-21). No obstante, hemos de prestar atención a las palabras de la prohibición aquí,
porque nos muestran la intención de Dios. Génesis 9.4 dice que la vida de la carne es su sangre. La vida
que corre dentro de un ser vivo es su sangre. Esto quiere decir que la sangre es vida. Entonces, ya vemos
por qué Dios le prohíbe al hombre comer la sangre. Está consagrándola porque a través de la sangre,
(la sangre de Dios, Su propia sangre, según Hech 20.28), Él imparte vida eterna. En esto tenemos que tener
cuidado de no caer en el error de la transubstanciación de la Misa Católica. Para este fin, observe en el
pasaje que sigue de Juan 6, que Cristo está hablando simbólicamente acerca de Su carne y Su sangre.
Sabemos que está hablando así porque luego en el mismo capítulo explica lo que está diciendo. No es la
Carne, (ni la sangre), física que imparte vida. Está hablando de recibir la vida eterna recibiendo la Palabra
de Dios, (o sea, es recibir Su mensaje y así aplicarse Su sacrificio en la cruz personalmente).
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero. [Juan 6.53-54].
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida. [Juan 6.63].
Por esto, entonces, entendemos que Dios no está dándonos recetas de cocina en Génesis 9.4, aunque,
hasta donde sea posible, el hombre deberá comer la carne sin sangre porque la sangre está sumamente
sucia. Muchas enfermedades se transportan por medio de la sangre. Sin embargo, la prohibición aquí tiene
más que ver con ritos religiosos que con la dieta de uno. Tiene que ver con comer sangre para recibir la
vida eterna, (la salvación), en un rito religioso. Por esto Dios nos prohíbe comer cualquier sangre,
(aún la sangre de Cristo, como supuestamente se hace en la Misa Católica).
Las promesas del pacto de Noé vienen también con la responsabilidad de gobernar.
Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano
del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de
hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. [Gen 9.5-6].
En este momento Dios le entrega al hombre el poder y la autoridad para gobernar sus sociedades. Con la
autoridad de quitarle al homicida la vida, Dios está otorgándole toda autoridad para gobernar. O sea, con
el máximo poder de la pena de muerte, Dios estaba también dándole al hombre el poder para gobernar
sobre todos los demás aspectos de su sociedad. Pablo se refiere a este pasaje en Romanos 13.
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que
hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios
resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y
tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en
vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es
necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
[Rom 13.1-5] .
Entienda, entonces, que la pena de muerte no se trata de lo que los hombres quieren. Es un mandamiento
de Dios y forma parte del pacto de Noé que todavía está vigente. Dios nos da más detalles sobre Su deseo
en esta área a través de la ley de Moisés, en Números 35.
30 Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no
hará fe contra una persona para que muera.
31 Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá.
32 Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta
que muera el sumo sacerdote.
33 Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será
expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó.
34 No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en
medio de los hijos de Israel. [Num 35.30-34].
Hay que decidir el asunto bien (v30). Quitarle la vida a un hombre no es nada frívolo, entonces tiene que
haber certeza de su culpabilidad. No deberían recibir plata por la vida del condenado (v31). O sea, él debe
morir sin demora y sin clemencia. La sociedad no debería darles a los homicidas un lugar donde vivir
seguros, (como los que están en nuestras cárceles hoy bajo una sentencia de vida que dura, a veces, sólo
siete años; v32). Dios dice que la única manera de que la tierra será expiada de la sangre que fue
derramada en ella es por la sangre del que la derramó (v33-34). Esto quiere decir que la sociedad que
no ejerce la pena de muerte está acumulando contaminación y por lo tanto condenación divina.
Si no matan a los homicidas, Dios los castigará, (a los que no matan a los homicidas; o sea, a los
gobernadores que están en poder y por tanto tienen la autoridad).
Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la
tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos. [Isa 26.21].
Así que, bajo el pacto de Noé, (que todavía está vigente), los gobernadores de cada nación son
responsables delante de Dios por cómo dirigen la sociedad. Un día de estos, como siervos de Dios
(Rom 13.4), ellos van a tener que rendirle cuentas a Él.

La señal del pacto: El arco iris .
Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con
vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la
tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.
[Gen 9.12-14].
Esta es la primera vez que un arco iris aparece en la historia del hombre.
Antes, el arco iris no existía porque no había nubes sobre la tierra.
Y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque
Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que
subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. [Gen 2.5-6].
Antes del diluvio de Noé, no llovió sobre la tierra. Subía de la misma tierra un vapor que regaba la faz del
planeta. La atmósfera, entonces, después del diluvio es muy diferente de la que había antes. A pesar de
qué tan extraño nos parece, Génesis 7.12 fue la primera vez que los hombres vieron agua caer del cielo.
Además, hemos de entender que debido a este cambio, Noé, (el único hombre justo entre todos los
demás de sus días; Gen 6.9), se embriagó con vino. Noé no era ningún borracho común y corriente;
era justo en su andar. ¿Cómo es que se emborrachó, entonces? .
En primer lugar, Dios cambió el metabolismo del hombre (Gen 9.3). Entonces, el cuerpo de Noé no procesaba los alimentos como antes del diluvio. Además,
el Señor cambió todo el medio ambiente después del diluvio, porque ya hay nubes y lluvia. Es un medio ambiente muy diferente del de antes. Obviamente las
plantas
no seguían iguales porque tuvieron que cambiar, (adaptarse), para la nueva atmósfera. Así que, el proceso de fermentación, y cómo el cuerpo reaccionaba
al vino fermentado, le tomó a Noé por sorpresa y él
quedó borracho. Recuerde, él era un justo, no un borracho.
Cada vez que hay un arco iris en algún lugar en la tierra, Dios se acuerda de Su pacto que hizo con los
hombres, de no matarnos otra vez como hizo con los del diluvio. Debería destruirnos, pero no lo hace.
Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más
diluvio de aguas para destruir toda carne. [Gen 9.15].
Las profecías del pacto: El contenido para los hombres según su descendencia .
Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán. Estos tres
son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra. [Gen 9.18-19].
Puesto que el pacto de Noé tiene que ver con sus descendientes físicos, estas profecías también. Se
pronuncian sobre los tres hijos de Noé y son profecías acerca de las tres grandes razas humanas.
Todos somos de la misma sangre, porque todos somos del mismo hombre, de Adán, a través de Noé.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les
ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación. [Hech 17.26].
Sin embargo, Dios estableció los límites de nuestras habitaciones. O sea, hay divisiones entre los
hombres y son divisiones, (límites), que Dios mismo estableció.
Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de
cada uno de nosotros. [Hech 17.27].
El Señor hizo estas divisiones con el propósito de salvarnos. Él dividió las razas para mejor alcanzar a
cada una con el evangelio.
Los orientales vienen de Sem. En el lenguaje representativo de Sem, (que sería el hebreo), el nombre
Sem quiere decir gloria, renombre, el nombre. Es una indicación de que Dios puso Su nombre sobre
Sem y sus descendientes, escogiéndolos a ellos, (su pueblo escogido, Israel), para entregarle al mundo Su
Palabra, (la Escritura), y la salvación a través del Mesías, (Jesucristo es un semita de la tribu de Judá).
Los africanos vienen de Cam. En su lenguaje representativo, (el de Egipto), Cam quiere decir negro.
Los indoeuropeos vienen de Jafet y en su lenguaje representativo, (el de los arios), Jafet quiere decir cabeza,
jefe y tiene el sentido de el que manda. La dispersión de los descendientes de Sem, Cam y Jafet
forma un triángulo que es bastante familiar para el estudiante de la Biblia.
Por las profecías del pacto de Noé podemos entender unas diferencias generales entre las razas y las
culturas de los hombres. Entienda que este tipo de observación no se trata del racismo. El racismo tiene
que ver con la subyugación de los individuos de una raza debido a su descendencia física. Lo que se
puede ver en las profecías es una generalización, (una tendencia general), de una raza, nada más.
Por supuesto hay excepciones y las habrá siempre, porque cada individuo es diferente y toma sus propias
decisiones de qué hacer y cómo vivir. Sin embargo, las generalizaciones son la verdad y es obvio
cuando uno simplemente observa la historia y el mundo actual.
La profecía sobre Canaán, el hijo de Cam.
Y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. [Gen 9.25].
Los descendientes de Cam son los siervos de los siervos. ¿Quiénes serán? ¿Cuál raza ha sido más
abusada en esclavitud que cualquier otra? Es obvio: Los negros. La tierra de Cam es la tierra de Egipto
que queda en el norte del África.
Después entró Israel en Egipto, Y Jacob moró en la tierra de Cam. [Sal 105.23].
Olvidaron al Dios de su salvación, Que había hecho grandezas en Egipto, Maravillas en la tierra de Cam,
Cosas formidables sobre el Mar Rojo. [Sal 106.21-22].
Esta profecía de Génesis 9.25 no es una licencia para abusarse de la raza de África. Es simplemente una
profecía de lo que pasaría en la historia con esta gente.
La profecía sobre Sem.
Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo. [Gen 9.26].
Sem recibe la bendición de Dios. Sem es el sacerdote, el espiritual entre los tres hijos de Noé. Los
descendientes de Sem son los orientales, tanto los del medio-oriente como también los asiáticos de China
y aun los de las Américas. La característica más destacada de Sem y de sus descendientes es
su espiritualidad. Cada religión grande y duradera viene del linaje de Sem.
La profecía sobre Jafet.
Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo. [Gen 9.27].
Cam es el siervo, Sem es el sacerdote, y Jafet es el conquistador. Él quiere engrandecerse, conquistar y
mandar. De Jafet vienen los europeos, los caucasianos, que siempre están ocupados con la extensión de
sus fronteras. Quieren más y cuando tienen más, quieren más aún. Los de Jafet, en general, son
materialistas y violentos. Al conquistar las Américas, Jafet, (el europeo), cumplió con esta profecía porque
empezó a habitar en las tiendas de Sem, (de los asiáticos que vivían en las Américas antes de
Cristóbal Colón; y es interesante notar que vivían en tiendas).
Las condiciones del pacto .
Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo
ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el
calor, el verano y el invierno, y el día y la noche. [Gen 8.21-22].
El pacto de Noé es incondicional. Dios cumplirá con lo que ha dicho en este pacto a pesar de lo que hacen,
(o no hacen), los hombres. Sin embargo, Dios sí pone una limitación de tiempo a este pacto
(mientras la tierra permanezca), pero no es una condición de su cumplimiento.
El pacto de Noé estará vigente hasta el final del Milenio .
La conclusión, (el fin) del pacto .
Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con
toda carne que hay sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre
mí y toda carne que está sobre la tierra. [Gen 9.16-17].
El pacto de Noé es un pacto perpetuo (y realmente la parte perpetua del pacto es la promesa de no
destruir otra vez todo ser viviente con un diluvio de aguas). El pacto no tiene condiciones de
cumplimiento y por lo tanto continuará a pesar de cambios de dispensación. Sin embargo, Dios fija el
límite de tiempo para este pacto. El pacto de Noé estará vigente mientras que esta tierra esté aquí,
mientras que haya estaciones y mientras que haya día y noche (Gen 8.22). Así que, el pacto estará vigente
a través de cada dispensación, empezando en Génesis 6.18, hasta el final del Milenio cuando Dios
destruirá la tierra y los cielos con fuego para crearlos de nuevo después (2Ped 3.10; Apoc 20.11).
Después de la nueva creación, en la eternidad, no habrá más noche.
No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los
iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. [Apoc 22.5].
Entonces, el pacto de Noé estará vigente hasta la destrucción de nuestra creación, pero ahí terminará.
En la eternidad, el pacto de Noé no existirá .
Gregory Kedrovsky .