Texto publicado por Ana López

Grandes mujeres: Rosalind Franklin

Rosalind Franklin
Descubridora del ADN

En la actualidad se habla mucho del ADN. Su estructura esconde el misterio de la vida y es una especie de libro de instrucciones de nuestro cuerpo para que crezca, se desarrolle y, finalmente, muera. Además, sirve para predecir la probabilidad de padecer una enfermedad, intentar curarla, confirmar o desmentir paternidades, clonar ovejas, identificar al autor de un delito... Tal es su importancia, que en Silicon Valley (California), el lugar más tecnológico del mundo, está de moda hacerse un test de ADN para descubrir las enfermedades a las que uno está predispuesto, la mezcla de nacionalidades que tiene, la cantidad de cafeína que necesita...

A principios del siglo XX, los científicos empezaban a investigar su importancia a ciegas, hasta que una mujer, Rosalía Franklin, lo descubrió. Esta química inglesa se graduó en Biofísica a los 21 años en la Universidad de Cambridge y dedicó siete, en París, a la investigación sobre técnicas de difracción de rayos X que le permitieron tomar, en 1952, una de las imágenes más famosas del mundo científico: la Fotografía 51, que muestra la típica estructura de doble hélice del ADN. ¿Y qué pasó?

Le robaron el hallazgo y el Nobel

A espaldas de Franklin, su compañero de trabajo, Maurice Wilkins, que no había obtenido resultados y la menospreciaba por ser mujer, le enseñó la foto al biólogo James Watson, que trabajaba con Francis Crick en la búsqueda de esta estructura. Al poder confirmar sus hipótesis, publicaron el descubrimiento como propio en la revista Nature, mencionando, mencionando, pero solo de pasada, a Rosalind, entre otras personas, y obviando la importancia decisiva de sus datos y sus fotografías. Es más, en 1962, los 3 científicos se llevaron el Nobel de medicina y Watson se afanó en que el nombre de Rosalind no apareciese. Ella no pudo defenderse, porque ya había muerto. La científica falleció en 1958, a los 37 años, a causa de cáncer de ovarios, provocado, probablemente, por haber estado excesivamente expuesta a radiaciones durante sus investigaciones con rayos X.