Texto publicado por Irene Azuaje

Superioridad Moral o Intolerancia entre ciegos, Concluya Usted

por Lehna Valduciel
Antes de comenzar a divagar, quiero hacer una muy breve introducción para mencionar a Erick Berne y su análisis Transaccional. En esta corriente sicoterapéutica, Berne expone que hay personas que se acostumbran a recibir caricias negativas. En términos coloquiales: “mejor que me maltraten a la total indiferencia”. Hago el inciso, porque el tema que quiero tratar hoy me lleva un poco a ello.

Hay personas que, por una u otra razón, entran en este tipo de dinámicas. Sus actitudes, su comportamiento son tóxicos, pues no conocen otra forma saludable de llamar la atención. La mayoría de las veces esto no sucede por una decisión consciente del individuo; No es que la persona dice: “venga, voy a portarme como un gilipollas para que me hagan caso”. Muchas veces portarse como un gilipollas es lo que le ha brindado atención del entorno.

Sí, hay personas que son gilipollas y lo llevan en los genes, pero ese es otro asunto.

Retomando el hilo, yo necesito preguntar:

¿qué coño les pasa a algunos ciegos con cierto individuo, también ciego, en redes sociales?

No, yo no voy a mencionar nombres porque creo, que quien lea esta entrada va a saber a quienes me estoy refiriendo y con eso a mí, me basta.

Como siempre, aclarar que no pretendo yo defender posturas de ninguna índole, solo pretendo señalar que me parece vergonzoso lo que están haciendo y, me parece todavía más vergonzoso que se escuden con comentarios como:

Si no te gusta no leas o,

Es que lo que queremos es que se dé cuenta de sus errores.

Palabras más, palabras menos.

Querer que alguien cambie de una actitud tóxica para sí mismo es muy loable. Pero hay maneras de hacerlo de forma asertiva y, lo siento criaturitas del tifloreino, pero humillarle en público no es una de ellas.

Sí, humillarle, porque los comentarios que he leído no se parecen en nada a un llamado de atención; he leído incluso, insultos.

¿Quién les dio la llave de san Simón para enseñarles de esa forma a otros cómo no comportarse?

Antes de que me salten y me digan que yo hago lo mismo con mis entradas, solo señalar que yo hago una crítica para que quien lea saque sus conclusiones. Yo procuro cuidarme mucho de decirle a otros qué hacer, cómo pensar o cómo sentir.

En este caso, puede que sea muy obvio que esta persona tiene sus peculiaridades; puede que no estemos de acuerdo con su forma de pensar, de actuar, de decir las cosas. No obstante, si en realidad se quiere que exista un cambio en él, hay formas mucho más adecuadas y productivas que ridiculizarlo en público que, si no se han fijado no está tan lejos de parecerse al bulling.

Lo más curioso, al menos para mí, es que quienes más le ridiculizan en redes sociales son personas que han expuesto sus casos como víctimas de bulling.

¿Qué pasó, se les olvidó que bastó ser distintos para que les acosasen?

O piensan que como es del colectivo ridiculizarle de esa forma no entra dentro del bulling.

En el caso de esta persona, no vale que quieran argumentar que él se lo busca, porque dice esto o aquello, porque dice tonterías. Todos, todos en algún momento de nuestra vida nos equivocamos, decimos tonterías; alguno de los que ridiculiza a ese joven dicen muchísimas tonterías en redes sociales y no veo yo que nadie les caiga encima por eso.

Desde mi posición, quienes arremeten a cada comentario de este joven, no son mejores que él, que lo sepan. No solo muestran muchísima intolerancia, terminan cayendo en el juego tóxico del joven y, si por casualidad lo que buscan es que no quede en ridículo el colectivo de personas ciegas, lamento decirles que no lo están consiguiendo; todo lo contrario, porque seguirle el juego es darle más visibilidad.

Aquí no se trata de si la posición y forma de pensar de este joven está bien o está mal. Se trata de que, si pretendemos exigir inclusión, es incongruente hacerlo desde la intolerancia hacia quien comparte nuestra discapacidad —y aunque no la compartiese—.

Queremos inclusión, pero tratamos a las patadas a alguien del colectivo porque no nos gusta cómo actúa, cómo piensa.

Nos guste más o nos guste menos, hay que empezar a comprender que la vida no es como queremos que sea; las personas mucho menos. Y eso no es estar de acuerdo, eso es comprensión, tolerancia de que más allá de mis narices hay otra persona que puede ser diferente y yo, puedo vivir con eso.

No olvidemos que lo que más nos molesta en el otro, es reflejo de lo que vemos en nosotros y no nos gusta, ¿eh?

Si seguimos dejando que sea el arrebato el que condicione nuestras reacciones hacia el otro, no estamos siendo muy distintos a lo que tanto criticamos en el que no nos incluye o nos acepta como somos.

¿alternativas en este caso?

Haga sus comentarios en privado. Si este joven no los toma en cuenta, no se enganche en su juego tóxico, así de simple.

Si usted no es capaz de pasar de él, sepa que se ha enganchado y que esas excusas que da de hacerlo por el bien del joven nadie se las cree.

Sepa también que puede que usted no lo note, pero está haciendo lo mismo que aquellos que acosan a los demás.

¿Que no es fácil lidiar con lo que no nos gusta, con comentarios sin sentido, con personas que van contra nuestros principios?

Por supuesto que lo es. Pero justo allí está el secreto de ser y mejorar cada día. De crecer como seres humanos: ejercitar la tolerancia dejando la superioridad moral que creemos tener, de lado.

Es posible que este joven necesite ayuda, pero ¿cuántos de quienes le ridiculizan son sus amigos? ¿cuántos son profesionales en el área de la sicología y el comportamiento?

¿cuántos pueden decir con honestidad que no reaccionan porque en el fondo le desprecian y no lo soportan?

Pues eso. Escudarnos en querer ayudar es muy fácil, cuando lo único que en realidad se busca es censurar, castigar, ridiculizar y un largo etcétera.

Cierro la divagación de hoy, invitándoles a que piensen un poquito antes de reaccionar que eso, no duele.

Gracias a todos por estar allí, Les abrazo fuerte.
Lehna Valduciel | 10/08/2017 en 08:11 | Etiquetas: Asertividad, Ceguera, Discapacidad | Categorías: Bitácora de Anécdotas y Reflexiones | URL: http://wp.me/p4Osgg-cY