Texto publicado por JAIME MAURICIO GAITÁN GÓMEZ

TESTIMONIO DE EXPERIENCIAS QUE HAN DADO U GIRO A MI VIDA

Cuando se le busca explicaciones racionales a las vivencias personales, según los resultados de ellas, caemos en la tentación de desesperarnos si nos agobia no alcanzar las metas que nos hemos propuesto o experimentar la incertidumbre derivada de la inestabilidad económica, en mi caso, resultante prácticamente lógica como consecuencia del glaucoma congénita con el que nací y que me llevó a adquirir la ceguera total después que en el año 1976, me fuera enucleado el ojo derecho y en el 2006, el izquierdo, lo que por supuesto, hace irreversible mi condición de discapacidad.

Estudié publicidad y me veía aportando mis ideas para grandes campañas publicitarias, lo que de manera tangencial, sucedió durante el tiempo que presté mis precarias experiencias laborales a una pequeña agencia publicitaria caraqueña en el año 1984, pero las inseguridades surgidas en mí personalidad en virtud de mi escasa capacidad visual, especialmente afectando mi desarrollo psicológico en mi adolescencia, adicionalmente a los reales efectos que arrojaban mi disminuida visión, dieron al traste con ese primario sueño que me hizo creer momentáneamente que yo podría ser parte activa en el mercado productivo enmarcado en las leyes del capitalismo deshumanizado y ególatra sobre el que la humanidad, ha echado sus perversas raíces.

Ese enfoque racionalista que me impide entender cualquier circunstancia como cosas externas a los fenómenos naturales que pueden ser justificados por la ciencia, me hacen cuestionar permanentemente la veracidad de los relatos que desde los distintos enfoques religiosos, he oído desde siempre, más aún, durante mi época escolar que se llevó a cabo en instituciones católicas regidas y orientadas esencialmente, por docentes que hacían parte de comunidades religiosas.

No estoy descalificando de manera alguna a quienes solo entienden en el escenario religioso, todo cuanto sucede o les pasa, porque en todo caso, también estoy convencido que el respeto por las ideas individuales que no estén dirigidas a ocasionar daño al prójimo, es la base de la convivencia que la humanidad debería experimentar.

Pero después de experimentar en las últimas semanas una serie de hechos que para cualquier fanático religioso, serían manifestaciones inequívocas de la manera cómo somos afectados o beneficiados directamente por Dios, me han llevado a dejar de ocupar mis pensamientos en el permanente cuestionamiento de cómo es que suceden las cosas y cómo todo cuanto existe, llegó a ser como es, lo que confieso, me ha llenado de paz y por esa vía, juro que mi calidad de vida, ha mejorado, porque me siento tranquilo y plenamente convencido que los tiempos por venir en mi vida sobre este planeta, ya se vislumbran con estabilidad y alejados de las angustias que hasta no hace mucho, me agobiaban.

El pasado mes de septiembre de 2017, Marthica mi esposa, quien también es prisionera de su condición de discapacidad visual que la identifica y que se originó en la hidrocefalia que se le desarrolló cuando tan solo tenía seis añitos, perdió el trabajo que tenía bajo la modalidad de prestación de servicios que le permitía prestar sus sentidos servicios profesionales como trabajadora social a la Secretaría Distrital de Integración Social,, profesión en la que se preparó con sus meritorios estudios de pregrado en la Universidad nacional de Colombia y de post grado en la Universidad Externado de Colombia, entidad que en Bogotá, recibió durante la administración del ex alcalde Petro, una importante asignación presupuestal para ofrecer apoyo a cientos de miles de bogotanos que debido a sus condiciones de discapacidad que les impide desarrollar cualquier actividad económica a ellos o a quienes no pueden hacer otra cosa que dedicarse veinticuatro horas al día, todos los días de la vida, al cuidado de estas personas con discapacidad severa, pérdida laboral que nos ha llevado a experimentar la peor de las crisis económicas que hemos vivido mi esposa y yo, situación que al prolongarse, me hundía en la desesperanza y en una permanente sensación de impotencia y amargura, lo que me motivaba a señalar tanto al sistema económico perverso que nos rige como a los funcionarios deshumanizados que en calidad de empleados públicos o empresarios, solo buscan a través del ejercicio laboral que les corresponde, obtener los dineros que les de vigencia y poderse destacar en la sociedad capitalista de la que hacemos parte y que se replica en todas las sociedades del mundo.

No puedo dejar de mencionar el enfoque humanista que impregnó mi vida al vivir las consecuencias de ser parte de uno de los sectores poblacionales más vulnerables y marginados como consecuencia de los prejuicios y paradigmas enraizados en la conciencia colectiva en cuanto a que las personas con discapacidad, no somos merecedores sino tan solo de conmiseración, pero jamás, de oportunidades, experiencia que me ha motivado a crear ideas de proyectos dirigidos a construir condiciones óptimas para la inclusión de millones de personas que como consecuencia involuntaria de un accidente, una enfermedad, haber heredado o adquirido en el vientre materno una disfunción sensorial, física, sistémica, orgánica, cognitiva o mental, dejándome la efímera satisfacción que gracias a esas ideas, fui enrolado en el fellowship de ASHOKA, la organización más importante a nivel mundial que apoya el emprendimiento social y haber obtenido dos premios internacionales con el proyecto de crear una central de orientación que le permita establecer un puente directo entre las entidades u organizaciones públicas o privadas que ofrecen beneficios de cualquier índole a las personas con discapacidad y a sus familiares o cuidadores, y éstas últimas, pero que hasta ahora, no ha pasado de ser una ilusión bien intencionada por no haber encontrado eco en potenciales inversionistas o socios de esta iniciativa y haberme estrellado con mis propias incapacidades en materia de emprendimiento.

Hasta ese momento, había perdido la esperanza de ver mejorada mi calidad de vida, situación acompañada con la pérdida de mi padre, quien después de más de seis años de sufrimiento que le produjo haber contraído Alzheimer, murió el 8 de abril de 2017, situación que significara para mi madre, enormes afectaciones físicas y psicológicas, siendo yo tan solo un inoperante espectador de esa situación y sintiéndome absolutamente inútil y hasta culpable, ni siquiera pensaba en que El Creador, era cercano a mí.

Cosas como haber recibido ayuda mensual de dos de mis primos con los que no había tenido una relación permanente desde hacía más de veinticinco años y de mi suegro; de tomar conciencia del sacrificio que mi madre ha hecho por mí, dejándome usufructuar el apartamento que adquirió hace doce años para que yo, mi esposa y mi hijo adolecente podamos vivir y no obtener ingresos que le hubieran significado sobrellevar las consecuencias de la enfermedad de mi padre quien no contaba con una pensión ni ella con algún ingreso; de recibir la ayuda de la comunidad escolar a la que estamos vinculados debido a los estudios de mi hijo, comunidad centrada en el Gimnasio Monseñor Manuel María Camargo, institución adscrita a la Arquidiócesis de Bogotá; de encontrarme con el papá de uno de los condiscípulos de mi hijo en la calle un día que no teníamos ni siquiera para comprar alimentos para el almuerzo y él, regalarnos plata con la que pudimos comprarla y, tal vez, lo más significativo, haber sido fallada a mi favor una tutela con la que pedí ante la justicia colombiana, me reconocieran el derecho a gozar de una pensión después que hace tres años, me lo habían negado porque hasta entonces, no se reconocía el derecho que personas que habíamos nacido con una enfermedad congénita causante de discapacidad teníamos y simultáneamente, como designios de Dios, el mismo día que fui notificado del fallo a mi favor, haber recibido mi esposa un comunicado en el que el magistrado de la Corte Constitucional que está estudiando en tercera instancia la tutela que nos vimos obligados a presentar para que la Secretaría Distrital de Integración Social reivindique el derecho a trabajar que mi esposa tiene y con el que pretendemos obtener ingresos dignos para mejorar nuestra calidad de vida, lo que nos da la esperanza que puede haber algún fallo favorable.

Finalmente, después de más de cuatro años, es posible que el proyecto de la central de orientación para personas con discapacidad en el que me he empeñado, puede convertirse en una realidad, como consecuencia de una invitación que yo le hiciera a un empresario exitoso del sector de la tecnología con el que había tenido acercamiento gracias a haber sido invitado por ASHOKA a ser parte del programa Emprende País desarrollado por la Fundación Bolívar-Davivienda de emprendimiento e innovación en su primera versión de la categoría social y oportunidad que me diera la posibilidad de presentar el proyecto de la central de orientación y por lo que me asignaron a este generoso y noble empresario como mi tutor y ahora, potencial aliado y socio, empresario que además, es confeso cristiano que se congrega en una comunidad evangélica, caminos en los que mi esposa, se ha esforzado en encarrilarme y que por todas estas experiencias recientes que estoy relatando, estoy dejando que mi esposa, sienta que sus esfuerzos, no han sido en vano.

Esta relación empresarial se avivó en los últimos días, siendo ahora la implementación de la central de orientación, un objetivo compartido con este benefactor empresario y cristiano.

De ahí la razón que en los últimos días, haya compartido con insistencia por mis redes sociales, los mensajes con el apaciguamiento implícito que he extraído de devocionaldiario.com y que lejos de querer adoctrinar religiosamente a mis destinatarios, quiero que sepan que dejar de cuestionar lo sobrenatural y por el contrario, dejarse impregnar de ello, produce paz, tranquilidad y esperanza.