Texto publicado por Irene Azuaje

Yo no quiero que me quieras, Nicolás

21/05/2017

Carolina Jaimes Branger

@cjaimesb

Paz y amor, amor y paz. Amor y amor. Paz y paz. Aleluya. La cadena de Nicolás Maduro del viernes 19 de mayo fue un poema. Mahatma Gandhi quedó como un bolsa al lado suyo. Dijo cosas como que la presidencia lo había sensibilizado “aún más” (¿¿??) y que él nos amaba a “todos”, a los chavistas y a los que no eran chavistas. Paz y amor, amor y paz. Amor y amor. Paz y paz. Aleluya. Parecía un predicador evangélico.

Acusó a Julio Borges de “la violencia de la oposición”. Porque él no es violento. No, nada que ver. Él es, como el galáctico, puro amor. Amor y paz. Paz y amor. Aleluya. Lamentó el saqueo de una carnicería en el Táchira “por parte de unos que llevaban gorras tricolores”… ergo, eran de la oposición. Una conclusión simplista y boba. Si hubieran sido opositores, al menos se hubieran puesto franelas rojas para disimular, ¿no?. Pero eso no lo entiende él, porque él es puro amor. Amor y paz. Aleluya.

Como siempre, tenía su corito que tal vez por una bolsa de CLAP o menos, lo arengaba: “así, así, así es que se gobierna”. Con paz y amor. Amor y paz. Aleluya.

“Los quiero a todos”, repitió. Amor y amor. Viva el amor. Aleluya. El dictador sanguinario disfrazado de ovejita. Aplausos, corito. “Así, así, así es que se gobierna”.

Ese hombre que se encadena para condenar la violencia, amor, amor, aleluya, es el mismo hombre a quien no le tiembla el pulso para mandar a reprimir -con toda violencia- las protestas de la oposición. Ese mismo hombre que lamenta el saqueo de una carnicería en el Táchira, paz, paz, aleluya, se ha echado encima cincuenta y seis asesinados más al día cuando escribo esto. Ese hombre que proclama que entre los burócratas hay “chavistas y opositores” a quienes quiere por igual, porque él es respetuoso y está lleno de amor y más amor, aleluya, es el mismo hombre que aseguró que “si la oposición gana las elecciones, no entregaré la revolución” y que ahora optó porque no haya elecciones y punto. En la cadena lo repitió, con las preguntas que le hacía al público: “¿Ustedes quieren que sean estos violentos los que gobiernen?”. “¡Noooo!”, respondían todos al unísono. Parecía que les hubieran dado burundanga antes de entrar al acto, pero parece que una bolsita de CLAP es más que suficiente para que se les olvide lo que estamos viviendo.

Ese hombre que se dice hombre de paz, paz y amor, aleluya, es el jefe de los colectivos, un cuerpo paramilitar violento, que actúa como fuerza de choque y represión, apoyado por la Guardia Nacional. A ese hombre respetuoso de sus semejantes porque es un hombre lleno de amor, amor y más amor, aleluya, lo hemos visto y oído desgañitarse cuando habla de sus enemigos políticos:

“Julio Borges está histérica (sic), necesita psiquiatra, ayer estaba histérico, llamando a la calle y se fue para Bogotá de vacaciones, tremendo Julio Borges, tremendo presidente de la República que quiere ser Julio Borges. Vas a llegar a presidente el día del carajo a las 4:00 de la mañana. A Miraflores no vuelven más nunca, irán como invitados míos, si acaso, al diálogo político”, dijo en su programa “Domingo con Maduro” a principios de abril.

Ese hombre que anhela la paz, paz y más paz, paz y amor, aleluya, que cualquier atisbo de violencia lo pone mal, aceptó que a los detenidos que están siendo procesados por la justicia militar los obligaran a comer pasta con excremento. Eso sí, se desgarró las vestiduras con los “puputov” porque son “bioterrorismo”.

Y así podría seguir durante páginas y páginas. Hay amores que matan y éste de Maduro es uno de los más letales. Porque si esto es amor, ¡cómo será si odia! ¡Yo no quiero que me quieras, Nicolás!

Fuente: http://elestimulo.com/blog/yo-no-quiero-que-me-quieras-nicolas/?utm_cont...