Fichero publicado por maría eugenia giménez

los amigos de Dorrego

qué hermosas historias contaba mi papá! una de las que más me gusta es ésta que yo llamo los amigos de dorrego, le pedía que me la contara una y otra vez, cuidado que es un poco escabrosa: dice mi papá que un día él se hizo amigo de unos chicos que vivían en el distrito de dorrego, en guaymallén mendoza, eran todos chicos universitarios, se juntaban para intercambiar música, poesía y también un poco de filosofía. un día lo invitaron a mi papá a la casa de uno de ellos, esto era a principios de los 70, mi papá fue, con un cierto resquemor, pero convencido de pasar un buen momento e intercambiar algunos discos. todo fue bien hasta después de la comida, ellos trajeron cervezas, licor y unas pastillas, le preguntaron a mi papá si quería, qué es eso? preguntó mi papá, uno de los chicos le dijo: no sabés? es ácido. ácido?, preguntó mi papá, sí, lsd, dijo el chico. entonces mi papá pensó, ácido acá en mendoza? yo creía que eso lo tenían los hipies de norteamerica, en las películas, pero acá? dios mío! después de un rato mi papá dijo, no gracias! sólo tomaré licor. todo era un ambiente psicodélico, incienso, textos de sartre y de heminway, y la música, esa música de Steely dan que parecía llevarlo a uno a otra dimensión. los chicos empezaron a sentir los primeros efectos de sus pastillitas, las ideas de cambiar el mundo, de un nuevo orden, brotaban a borbotones entre el mundo deformado de colores y sonidos! ácido!, pensaba mi viejo, vamos a ver cómo hago para contárselo a mis papás, no me van a prestar el auto por un mes más o menos. y después de mucha música y filosofía psicodélica, terminó la noche en casa de los contraculturales amigos de dorrego, mi papá se prometió no volver más a esas reuniones y despué, al día siguiente, les contó la historia a los amigos simples de la barra de la esquina...