Texto publicado por Christopher Bravo

7. NUNCA PARECER PERFECTO (Fragmento).

Hola mis amores. En teoría, se suponía, que solo iba a copiar una pequeña parte o alguna cita en cuestión, de esto que les traigo hoy. Pero como lo que se dice aquí es de lo más importante, en especial para aquellos que como yo andan en paro forzoso (por no hallar una forma decente de ganarse la vida) me decidí dejar el capítulo casi en su totalidad. Solo suprimí una que otra cosa, de la menor importancia que no altera para nada la idea que nos expresa el autor. Un abrazo, y a portarse bien, que no cuesta.
¡Cuántas facultades y empresas fracasan por culpa de la envidia de los mediocres! No son pocos los que, adivinando la propia mediocridad, temen su inferioridad frente a compañeros más competentes y hacen todo lo posible por no darles ninguna oportunidad.
Por ello, el peor peligro en una entrevista de trabajo no es dejar una mala impresión, sino todo lo contrario: dejar una impresión demasiado buena. Hay que evitar a toda costa la arrogancia, que a menudo no es más que la constatación realista de la propia superioridad. La mejor receta para conseguir un trabajo: colar conscientemente en la entrevista un par de muestras de inseguridad. Y, a la inversa, no provocar jamás las inseguridades ajenas. Es preferible mostrarse débil, y pasar por alto la conciencia de la propia fortaleza.
Una pregunta frecuente en las entrevistas de trabajo: « ¿Cuál diría que es su punto débil?» Con ella, por lo visto, se pretende que el candidato haga una evaluación razonable de sí mismo. Lo más inteligente es responder que uno a veces es «demasiado impaciente». Tal respuesta sugiere ambición y rapidez de pensamiento, pero a la vez pone de manifiesto que el candidato es consciente de cuán nociva puede ser una manifestación excesiva de este rasgo.
Así es que quien tenga interés en conseguir un determinado trabajo, en la entrevista no debe perder jamás el control sobre sus emociones. Incluso aunque no se reconozca ningún punto débil, debe responder: «A veces soy demasiado impaciente.» Incluso puede ensayar ante el espejo para que la respuesta no suene demasiado falsa.
A la pregunta « ¿Cuál diría que es su punto débil?», se debe contestar tras una pequeña pausa. Una pequeña pausa que sugiera una reflexión espontánea. La reflexión, a su vez, indica que la pregunta es inteligente y oportuna, cosa que halaga al que la ha formulado. Además, una pequeña reflexión insinúa la búsqueda sincera de una respuesta franca. Llegado este momento, con voz segura y cierta gravedad, se debe responder que, de vez en cuando, uno es demasiado impaciente, pero que se esfuerza por mejorar ese aspecto de sí mismo.
Pues pocas cosas complacen más a los jefes que las pequeñas inseguridades. La inseguridad fingida da más frutos que la seguridad absoluta en uno mismo, que por lo general es interpretada equivocadamente como una sobrevaloración de las propias capacidades. Un pequeño sonrojo nunca hace daño. Incluso una frase pronunciada en plena excitación que no sea gramaticalmente impecable puede venir bien, siempre que la idea que haya detrás se comprenda perfectamente.
Finalmente, el comité de selección llegará a la conclusión de que el candidato no es una persona ni escurridiza ni perfecta. Tiene sus debilidades, lo que precisamente lo hace simpático. Por fin, el candidato consigue el puesto de trabajo. Pues inteligente es aquel que es capaz de ocultar a tiempo su inteligencia.
Adam Soboczinsky, El arte de no decir la verdad.